
El problema de la adicción es multifacético y afecta no solo a la persona que lo padece, sino también a su entorno social, laboral y, sobre todo, familiar. En este último sentido, decidir que un familiar necesita ingresar en un centro de desintoxicación siempre es un trago desagradable, pero que el proceso de deshabituación sea lo más efectivo y breve posible suele ser la clave.
Lo cierto es que algunas personas logran controlar su adicción con un tratamiento ambulatorio sin necesidad de internación, mientras que otras requieren los servicios de un centro de desintoxicación, ingreso incluido. Ahora bien, ¿cuáles son las señales que apuntan a que el ingreso en un centro de desintoxicación es la mejor opción? Pues factores como la severidad de la adicción, la presencia de síntomas físicos y psicológicos o el impacto de la droga en su vida cotidiana.
Conozcamos más a fondo cuáles son esas señales. Añadimos que, si la persona afectada presenta solo una de ellas, lo más aconsejable es el ingreso en un centro de deshabituación de drogas; si presenta más de una, la internación es prácticamente perceptiva:
1. Imposibilidad manifiesta de dejar de consumir
Cuando la persona ha intentado reducir o abandonar el consumo en varias ocasiones y sin éxito, esto es un indicio claro de que la dependencia es severa y requiere una intervención terapéutica con ingreso en un centro especializado.
2. Síntomas graves de abstinencia
Las drogas generan una dependencia física que, cuando la persona afectada deja de consumir, se manifiesta con molestos síntomas de abstinencia.
Si los síntomas incluyen ansiedad extrema, insomnio permanente, agresividad, temblores o convulsiones, el ingreso en un centro de desintoxicación es siempre la mejor opción.
3. Problemas de salud mental, asociados o no al consumo de drogas
El consumo prolongado de sustancias puede causar problemas de salud graves, desde enfermedades hepáticas y cardiovasculares hasta trastornos mentales como depresión, psicosis o ansiedad extrema.
Sin embargo, las afecciones mentales pueden estar presentes con anterioridad al consumo de drogas e incluso ser uno de los factores causantes de la adicción.
En cualquiera de los anteriores casos, la presencia de alteraciones mentales severas es otra de las señales indicativas de que es necesario el ingreso.
4. Incapacidad para hacer una vida cotidiana normal
Otra señal de alerta es que la adicción afecte seriamente a las relaciones familiares, el desempeño laboral, las tareas académicas, la estabilidad económica o las relaciones sociales externas.
Si la persona que sufre la adicción ha perdido su empleo, ha abandonado los estudios, tiene conflictos constantes con terceras personas o dilapida sus fondos sin control, no hay duda de que es preferible un tratamiento de deshabituación que incluya un periodo inicial de internamiento.
5. Implicación habitual en situaciones de riesgo y peligro
Cuando la droga es la causa de que la persona adicta se involucre asiduamente en situaciones de riesgo, altercados violentos o actividades delictivas, es de suponer que la adicción ya es de tal calibre que la deshabituación ha de incluir un periodo de ingreso en un centro de desintoxicación.
Finalizamos añadiendo que es muy habitual que el adicto niegue la gravedad de su problema o ponga reparos a recibir ayuda externa. Si eso ocurre, los tratamientos ambulatorios no suelen funcionar y el ingreso en un centro de desintoxicación es la única alternativa posible.