Recientes hallazgos arqueológicos en Mongolia han revelado una sorprendente reinterpretación de las funciones de un sistema de muros medievales que se extiende por diversas regiones de Asia. Este sistema, conocido como el Sistema de Muros Medievales (MWS), se extiende a lo largo de aproximadamente 4,000 kilómetros y fue construido entre los siglos X y XII por varias dinastías, destacando la dinastía Jin, cuyos orígenes se encuentran entre los pueblos Jurchen de Siberia y el noreste de China.
Investigadores de instituciones de Israel, Mongolia y Estados Unidos han llevado a cabo una exhaustiva excavación en la sección mongola del MWS, específicamente en un garrison o fortificación. Sus hallazgos, publicados en la revista Antiquity, sugieren que estas estructuras no solo cumplían un propósito defensivo, sino que también servían para controlar el movimiento de personas y exhibir el poder dinástico.
Un enfoque en la gestión de fronteras
El equipo de investigación, liderado por el profesor Gideon Shelach-Lavi de la Universidad Hebrea de Jerusalén, analizó la función del garrison y del Arco Mongol. Aunque se podría pensar que su principal objetivo era la defensa contra ataques enemigos, los estudios indican que su propósito era más bien el control de las regiones periféricas del imperio, gestionando cruces fronterizos y mitigando disturbios civiles.
Durante las excavaciones, los arqueólogos descubrieron que, a diferencia de los muros de piedra maciza del garrison, la estructura del Arco Mongol no era un muro convencional, sino una zanja poco profunda acompañada por un montículo de tierra. Este tipo de construcción, aunque deficiente desde un punto de vista defensivo, podría haber actuado como un símbolo del control dinástico, delimitando el área bajo la autoridad directa de la dinastía Jin.
El hallazgo de monedas de la dinastía Song, junto con diversos artefactos de hierro y una plataforma de piedra que funcionaba como estufa y cama, pone de manifiesto que se invirtieron recursos significativos en la construcción y mantenimiento del garrison. Este hecho sugiere que las potencias medievales de Asia Oriental valoraban considerablemente la infraestructura civil en sus fronteras, utilizando sus recursos no solo para fines militares, sino también para facilitar el comercio y la interacción social en la vasta estepa.
En conclusión, la investigación sobre el Sistema de Muros Medievales no solo transforma nuestra comprensión de la función de estas estructuras en el contexto histórico, sino que también ilumina las condiciones de vida de las personas que habitaron en estas duras y remotas regiones. La inversión en el garrison indica una ocupación constante y una preocupación por el bienestar de las comunidades locales, lo que contrasta con la imagen tradicional de un enfoque unidimensional en la defensa militar.
