La integración de herramientas de inteligencia artificial (IA) en el ámbito académico ha suscitado un intenso debate sobre su impacto en la escritura y la voz disciplinaria de los estudiantes de posgrado. Un reciente estudio de la Universidad Tecnológica de Chalmers, publicado en la revista Applied Linguistics, aborda esta cuestión desde una perspectiva innovadora, destacando la importancia de la interacción humana en el proceso de escritura asistida por IA.
Mientras que gran parte de la discusión actual se centra en la detección de textos generados por IA, esta investigación se enfoca en cómo empoderar a los estudiantes para que mantengan la propiedad de su voz académica al utilizar estas herramientas. Baraa Khuder, docente en el Departamento de Comunicación y Aprendizaje en Ciencias y autora del estudio, enfatiza que su trabajo no solo observa el uso de la IA, sino que también ofrece estrategias prácticas y reflexivas para preparar a los escritores para un futuro académico integrado por la IA.
La búsqueda de retroalimentación como habilidad clave
El estudio de Khuder resalta que la interacción entre humanos, especialmente a través de prácticas de retroalimentación entre pares, es fundamental para que los estudiantes se involucren de manera crítica con las herramientas de IA. A diferencia de otros estudios que consideran la IA como un asistente de escritura aislado, esta investigación identifica la búsqueda de retroalimentación como una habilidad esencial en la escritura académica asistida por IA.
Khuder subraya que esta búsqueda no se limita a recibir críticas, sino que implica saber qué preguntar, a quién dirigirse y quién tiene la última palabra al colaborar con la IA. La intervención pedagógica del estudio se basó en un modelo que ilustra cómo los coautores académicos revisan textos en conjunto. Estas interacciones, que abarcan desde la posicionamiento de la investigación hasta la argumentación, fueron visualizadas para los estudiantes mediante una heurística de revisión estructurada, lo que les permitió formular mejores preguntas y evaluar críticamente las sugerencias generadas por la IA.
Este enfoque práctico proporciona un marco para la enseñanza de la escritura que incorpora herramientas de IA sin comprometer la identidad académica. Khuder argumenta que escribir con IA no se trata de externalizar el juicio, sino de aprender a navegarlo de manera crítica, ética e inteligente. La calidad de las herramientas de IA depende en gran medida de las preguntas que se les planteen, y las mejores preguntas suelen surgir de la interacción humana.
El estudio, que involucró a 55 estudiantes de doctorado de diversos contextos lingüísticos y disciplinarios, demuestra que, si bien la IA puede mejorar ciertos aspectos de la escritura, su uso efectivo requiere un compromiso crítico por parte del escritor. La búsqueda de retroalimentación se erige así como una habilidad clave que permite a los escritores discernir cuándo la aportación de la IA es valiosa y cuándo es necesario que el conocimiento disciplinario guíe el proceso de escritura.
La investigación de Khuder ofrece valiosas perspectivas sobre el papel pedagógico de la IA en la escritura académica y destaca la necesidad de mantener una voz disciplinaria fuerte en un momento en que la tecnología avanza rápidamente y redefine los procesos de enseñanza y aprendizaje.
