En todo el mundo, los cuchillos se han convertido en un arma de elección entre los delincuentes. En Australia, por ejemplo, son el arma más común utilizada en homicidios. Asimismo, en países como el Reino Unido y Canadá, la delincuencia relacionada con cuchillos ha ido en aumento en los últimos años.
A pesar de su prevalencia, las apuñalamientos son difíciles de investigar. Un reciente estudio, publicado en la revista WIREs Forensic Science, presenta la revisión más completa hasta la fecha de los métodos utilizados por los investigadores forenses para reconstruir delitos relacionados con cuchillos. Además, destaca las limitaciones de estos métodos e introduce máquinas de apuñalamiento mecánicas y robóticas como una posible solución.
La violencia en un acto personal
El apuñalamiento es un acto de violencia intensamente personal, ya sea cuidadosamente planeado u oportunista. Refleja no solo una intención de causar daño, sino también un compromiso físico directo con la víctima.
Este tipo de ataques se asocia a menudo con altos niveles de agresión y ataques frenéticos. Un ejemplo trágico es el caso de Joel Cauchi, quien apuñaló fatalmente a seis personas e hirió a diez más en solo tres minutos durante un ataque en un centro comercial de Sídney el 13 de noviembre de 2024.
Los investigadores forenses dependen de una variedad de pruebas para investigar un apuñalamiento. Recogen declaraciones de testigos, aunque la memoria de estos puede verse afectada por factores como el shock, las condiciones de iluminación o su perspectiva. También se recopila evidencia física dejada tras el apuñalamiento, que puede incluir patrones de manchas de sangre, daños por fuerza cortante en heridas y prendas de vestir, así como evidencia de impresiones. La evidencia de trazas, como ADN, fibras, tierra, vidrio y polen de la ropa de la víctima o del arma sospechosa, también es crucial para la reconstrucción de la escena del crimen.
Un rompecabezas forense
Los investigadores reconstruyen una escena del crimen para determinar el tipo de arma utilizada, estimar si el apuñalamiento fue intencional y evaluar la fuerza aplicada. Sin embargo, muchos factores complican este análisis.
Las características físicas del agresor (o agresores), como su tamaño, fuerza o mano dominante, así como su familiaridad y experiencia en el manejo de cuchillos, pueden influir en el movimiento de apuñalamiento. Del mismo modo, las características del cuchillo, la complexión de la víctima, su posición, el área de impacto y hasta el número de capas de ropa que lleve puesta pueden afectar cómo entra la hoja en el cuerpo. Por ejemplo, apuñalar con un cuchillo de cocina y cortar con un machete causan lesiones muy diferentes, al igual que una chaqueta gruesa puede ralentizar o desviar la hoja.
Recrear un apuñalamiento es un rompecabezas forense que requiere una combinación de análisis científico, técnicas de investigación y el esfuerzo colaborativo de expertos. Cada especialista ofrece una perspectiva integral sobre la víctima, el arma, la forma en que se utilizó y el impacto del entorno que rodea el suceso.
En muchas investigaciones de apuñalamiento, es necesario confirmar las pruebas mediante simulaciones. La nueva investigación se centra en las diferentes formas en que se realizan estas simulaciones, proporcionando una visión general de las metodologías actuales utilizadas para reconstruir eventos de fuerza cortante, especialmente considerando el papel de la ropa en la reconstrucción.
Una simulación bien planificada debe tener en cuenta las variables clave que afectan el daño al cuerpo y a las telas. Estos factores se dividen en tres categorías: pre-impacto (tipo de prenda, arma y características del agresor y de la víctima), impacto (método de apuñalamiento, fuerza y ángulo) y post-impacto (descomposición del cuerpo, manipulación, contaminación y efectos ambientales).
Si bien la adición de más parámetros puede mejorar el realismo de una simulación, también puede introducir complejidades que reduzcan su precisión. Por ello, la planificación cuidadosa es fundamental.
La elección del método de simulación depende del personal disponible, las herramientas y el financiamiento. Los enfoques se clasifican típicamente como manuales o mecánicos, con investigaciones emergentes que exploran el potencial de sistemas robóticos.
Las simulaciones manuales dependen del esfuerzo humano para replicar los movimientos de apuñalamiento. Aunque se utilizan ampliamente en pruebas forenses y proporcionan valiosos conocimientos sobre las características de las heridas, la biomecánica y los materiales protectores, pueden ser subjetivas, especialmente en la estimación de la fuerza y la consistencia del movimiento.
Las simulaciones mecánicas abordan este problema utilizando dispositivos para realizar pruebas controladas y repetibles. Sin embargo, suelen estar limitadas por un movimiento restringido, limitaciones en la fuerza y la falta de estandarización en los protocolos forenses.
Las simulaciones robóticas ofrecen una alternativa prometedora, ya que combinan la adaptabilidad de los enfoques manuales con la precisión y repetibilidad de los sistemas mecánicos. No obstante, su aplicación forense todavía está en desarrollo y enfrenta desafíos como el coste, la accesibilidad, la necesidad de experiencia profesional y la validación en casos reales.
La investigación sugiere que combinar simulaciones manuales con sistemas robóticos y mecánicos puede mejorar la precisión y fiabilidad de las simulaciones de apuñalamiento. El enfoque manual puede utilizarse para entrenar sistemas robóticos que reproduzcan acciones humanas, garantizando al mismo tiempo mediciones consistentes y controladas.
Adoptando este enfoque combinado, la ciencia forense puede cerrar brechas cruciales en la reconstrucción de escenas del crimen, mejorando así la interpretación de los incidentes de apuñalamiento y la búsqueda de justicia.
