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Las mariposas monarca se establecen en ciudades de California: ¿una oportunidad para la conservación?

In Sin categoría
mayo 29, 2025

Las mariposas monarcas son conocidas por sus migraciones anuales, pero en los últimos años, un número creciente de estas mariposas ha comenzado a establecerse y reproducirse durante todo el año en el área de la Bahía de San Francisco, California. Este fenómeno ha sido facilitado por la proliferación de algodoncillos no nativos en jardines urbanos, que han proporcionado un hábitat adecuado para su desarrollo.

Un estudio reciente publicado en la revista Ecosphere por investigadores de la Universidad de California, Davis, ha revelado que estas poblaciones residentes no están conectadas con la población migratoria más grande, que es famosa por sus desplazamientos hacia la costa en otoño. Los hallazgos sugieren que estas mariposas residentes y los algodoncillos que las sustentan no representan una amenaza para sus parientes migratorios.

La profesora Elizabeth Crone, autora principal del estudio, ha señalado que “algunas personas creen que estas poblaciones residentes son una de las principales causas de la disminución de las mariposas monarcas, pero nuestra investigación sugiere que es un poco una distracción”. De hecho, Crone enfatiza que “nuestros resultados destacan el potencial de los ecosistemas urbanos para contribuir a la conservación de algunas especies”. En el oeste de Estados Unidos, las mariposas residentes pueden persistir en jardines urbanos sin impactar las fluctuaciones de las mariposas migratorias.

La migración y su impacto en la conservación

Históricamente, las mariposas monarcas en el oeste de Estados Unidos pasaban sus veranos alimentándose de néctar y reproduciéndose en estados como California, Arizona y Nevada, antes de migrar hacia la costa californiana para el invierno. Sin embargo, en la última década, la población migratoria ha disminuido drásticamente, mientras que cada vez más monarcas han comenzado a vivir en zonas urbanas de California.

Crone ha advertido que, aunque las mariposas parecen estar bien en las ciudades, existen preocupaciones sobre la acumulación de parásitos en estas poblaciones no migratorias. “Algunos condados han llegado a prohibir la siembra de algodoncillos no nativos que las mariposas utilizan durante el invierno”, añade.

Para investigar la interacción entre las poblaciones residentes y migratorias, el equipo de investigadores llevó a cabo un estudio en los vecindarios de East Bay durante 2022 y 2023. Recorrían mensualmente rutas de aproximadamente cinco kilómetros, registrando la cantidad de plantas de algodoncillo, tanto nativas como no nativas, y contando los huevos, orugas y mariposas adultas. También realizaron capturas temporales de mariposas adultas para determinar la presencia de infecciones parasitarias.

Los resultados mostraron que tanto los algodoncillos nativos como los no nativos eran comunes en la zona, aunque su número variaba con las estaciones. Las mariposas adultas eran más abundantes en verano y su número disminuía en invierno. Asimismo, el estudio reveló que las mariposas migratorias no se unían a las poblaciones residentes durante sus migraciones.

Emily Erickson, primera autora del estudio, concluyó que “las mariposas residentes en áreas urbanas están casi desconectadas de la población migratoria, por lo que ayudar a las mariposas residentes probablemente no impacta ni positivamente ni negativamente a la población migratoria”. A pesar de ello, Erickson considera razonable centrarse en la plantación de algodoncillos nativos, aunque no es necesario eliminar todos los algodoncillos en jardines urbanos de la Bahía de San Francisco o de Los Ángeles como medida inmediata para la conservación de las monarcas.

Aunque el estudio no sugiere que las poblaciones residentes puedan salvar a la población migratoria en declive, los investigadores destacan otros beneficios de apoyar la biodiversidad en las ciudades. “Ver mariposas monarcas a diario motiva a las personas a invertir en la conservación de estas y otras especies”, apunta Erickson. “Y, independientemente del tipo de algodoncillo que se plante, ya sea nativo o no nativo, esto apoya a muchas otras especies además de las monarcas”.

Este estudio fue coautorado por Cheryl Schultz de la Universidad Estatal de Washington, Vancouver.

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