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Un nuevo hongo patógeno amenaza a las poblaciones de murciélagos en Norteamérica

In Sin categoría
mayo 29, 2025

Un nuevo estudio publicado en la revista Nature ha revelado la existencia de un hongo patógeno responsable de la mayor mortalidad causada por un patógeno en mamíferos, afectando a millones de murciélagos. La investigación, liderada por una candidata a doctora de la Universidad de Greifswald, ha contado con la colaboración de investigadores de Francia, Bulgaria, Finlandia, Ucrania y cientos de voluntarios. Esta investigación pone de manifiesto los riesgos que implica la intervención humana en ecosistemas frágiles y subraya la necesidad de establecer estándares de bioseguridad más estrictos en las investigaciones de cuevas.

La enfermedad del síndrome de la nariz blanca, que ha devastado las poblaciones de murciélagos en América del Norte, fue identificada por primera vez en 2006 en el estado de Nueva York. Los murciélagos afectados presentaban un crecimiento blanco en sus narices, causado por el hongo Pseudogymnoascus destructans. Este hongo, que coexiste con especies nativas en Eurasia sin causar grandes mortalidades, provocó una epidemia catastrófica en América del Norte, con tasas de mortalidad anuales superiores al 90% y la muerte de varios millones de murciélagos.

Un descubrimiento que redefine nuestras certezas

Durante casi dos décadas, se había asumido que Pseudogymnoascus destructans era el único patógeno responsable de la enfermedad del síndrome de la nariz blanca. Sin embargo, el nuevo estudio, que analizó 5,479 muestras de 27 países en tres continentes, ha identificado la existencia de dos especies de hongos diferentes capaces de causar la enfermedad. Hasta la fecha, solo una de ellas ha sido introducida en América del Norte.

Este hallazgo plantea nuevas preguntas sobre la evolución de la virulencia y cómo estos patógenos interactúan con sus hospedadores en diferentes contextos geográficos. La doctora Nicola Fischer, primera autora del estudio, afirmó que «pensábamos que conocíamos a nuestro enemigo, pero ahora hemos descubierto que es el doble de grande y potencialmente más complejo de lo que imaginábamos».

La identificación de esta segunda especie de hongo representa un riesgo significativo para la conservación de los murciélagos. Aunque aún no se ha detectado en América del Norte, su posible introducción podría amenazar a las especies de murciélagos que hasta ahora no han sido afectadas por el primer patógeno. Por otro lado, las especies que mostraban signos de recuperación podrían enfrentar nuevas amenazas si esta segunda especie se expande.

El estudio también ha esclarecido el origen de la introducción del hongo en América del Norte. Gracias al análisis genético de más de 5,400 muestras, se ha determinado que la epidemia de la enfermedad del síndrome de la nariz blanca se originó en la región de Podillia, en Ucrania, un área conocida por sus extensos sistemas de cuevas y que ha atraído a espeleólogos internacionales desde el final de la Unión Soviética. Los investigadores sugieren que la introducción accidental del hongo fue probablemente un evento único, vinculado al contacto de exploradores de cuevas con el estado de Nueva York, donde se detectó la enfermedad por primera vez.

Este descubrimiento subraya los riesgos que las actividades de espeleología representan para la propagación de patógenos y la urgencia de comprender mejor la «contaminación biológica» asociada con los viajes humanos. La prevención del transporte involuntario de hongos patógenos como Pseudogymnoascus destructans debe convertirse en una prioridad en las estrategias de conservación y gestión de la salud. La limpieza exhaustiva y sistemática del equipo de espeleología es esencial para reducir la presencia de esporas fúngicas viables y limitar la propagación del hongo responsable de la enfermedad del síndrome de la nariz blanca.

Finalmente, es importante destacar el papel fundamental que han desempeñado los voluntarios en esta investigación. Más de 360 voluntarios, en su mayoría chiropterólogos, han contribuido a la obtención de un conjunto de datos excepcional. La participación de la ciencia ciudadana demuestra que, con la formación y las redes adecuadas, los voluntarios pueden generar datos de calidad sobresaliente a escalas que de otro modo serían inalcanzables.

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