
Un nuevo estudio proporciona un análisis exhaustivo y basado en datos sobre los valores de los trabajadores tecnológicos en Europa. Los hallazgos revelan que, si bien los desarrolladores tienden a ser altamente individualistas, abiertos al cambio y motivados por ideales universalistas, los no desarrolladores suelen alinearse más con otros grupos ocupacionales de élite, como gerentes y profesionales. Esta realidad desafía la noción de una «élite tecnológica» unificada y resalta la importancia de la diversidad interna en la configuración de la ética y el impacto de la industria tecnológica.
En una era donde la innovación digital moldea casi todos los aspectos de la vida, las personas detrás de la tecnología—los trabajadores tecnológicos—son a menudo retratados como una élite poderosa y unificada. Sin embargo, un estudio liderado por Gilad Be’ery y el Dr. Dmitry Epstein de la Universidad Hebrea de Jerusalén ofrece una visión más matizada de la realidad. Basado en casi una década de datos del European Social Survey y fundamentado en la reconocida Teoría de Valores Humanos Básicos de Schwartz, el estudio muestra que los desarrolladores, en particular, tienen perfiles de valores distintos que los separan tanto del público general como de otras élites ocupacionales.
Los resultados indican que los desarrolladores poseen valores significativamente diferentes de los del público general y de otros grupos de élite. Exhiben una cosmovisión fuertemente liberal, caracterizada por la apertura al cambio, el individualismo y el universalismo, al tiempo que tienden a rechazar valores asociados con el conservadurismo y la tradición.
“Estos hallazgos son relevantes porque los desarrolladores no son solo trabajadores, son arquitectos de las infraestructuras tecnológicas que rigen nuestras vidas”, afirmó Be’ery, candidato a doctorado en la Escuela Federmann de Políticas Públicas y Gobernanza de la Universidad Hebrea y director del Programa de Reformas Económicas en el Instituto de Democracia de Israel.
“Esto los posiciona como una nueva élite de nuestra era digital. Comprender sus valores es crucial para entender los fundamentos éticos de nuestro futuro digital, así como las trayectorias de influencia en cuestiones sociales y políticas más amplias”.
La diversidad en el sector tecnológico
El estudio también subraya que los trabajadores tecnológicos están lejos de ser un grupo monolítico. Los trabajadores no desarrolladores—como el soporte técnico, los especialistas en control de calidad y otros roles—tienden a compartir más en común con otras élites ocupacionales que con los desarrolladores. Esta división interna desafía las narrativas simplistas de una «élite tecnológica» unificada.
“La imagen popular de los trabajadores tecnológicos como una clase única y cohesiva es engañosa”, destacó el Dr. Epstein, profesor titular en la misma escuela. “Por ejemplo, los desarrolladores son más abiertos al cambio y menos conservadores en comparación con los no desarrolladores, y eso tiene implicaciones para cómo el público y los responsables políticos piensan sobre ética, responsabilidad y diversidad en la industria tecnológica”.
Además, el estudio sugiere que parte de lo que hace que los valores de los trabajadores tecnológicos sean distintos podría ser el perfil sociodemográfico sesgado del sector: hombres jóvenes, bien educados y acomodados. Esta correlación entre demografía y orientación de valores resalta la importancia de la diversidad, no solo para la equidad y la oportunidad, sino también para moldear el paisaje de valores que se encuentra en la tecnología.
Al revelar la complejidad de los perfiles de valores dentro de la fuerza laboral tecnológica, este estudio sienta las bases para futuras conversaciones sobre cómo las creencias personales de los desarrolladores influyen en las tecnologías de las que dependemos.
El trabajo ha sido publicado en la revista New Media & Society.