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Redescubren la edad de un ancestro terrestre clave: el Westlothiana lizziae es 14 millones de años más antiguo de lo que se pensaba

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mayo 30, 2025

En 1984, un paleontólogo amateur en Escocia realizó un hallazgo notable: un fósil casi completo de lo que parecía ser un lagarto o salamandra. Con una longitud de apenas 20 centímetros, este espécimen resultaría ser una pieza clave en el rompecabezas de la evolución animal.

Este ser, conocido como Westlothiana lizziae, es uno de los ejemplos más antiguos de un animal cuadrúpedo que había evolucionado de un entorno acuático a uno terrestre. Se trata de un ancestro común de los anfibios, aves, reptiles y mamíferos que existen hoy, incluidos los humanos.

A pesar de su importancia, los investigadores nunca habían logrado determinar una edad precisa para el fósil. Sin embargo, gracias a una nueva investigación de la Universidad de Texas en Austin, los científicos ahora saben que el Westlothiana lizziae, junto con otras criaturas similares de la misma localidad en Escocia, podrían ser 14 millones de años más antiguos de lo que se pensaba anteriormente.

La nueva datación, que se remonta a hace 346 millones de años, añade relevancia al hallazgo, ya que coloca a los ejemplares en un misterioso vacío en el registro fósil conocido como Romer’s Gap.

Un avance en el estudio de la evolución

La investigación, publicada recientemente en la revista PLOS One, fue liderada por Héctor Garza, quien acaba de obtener su doctorado en el Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Escuela de Geociencias de UT. Garza asumió un riesgo al embarcarse en su misión de datar los antiguos fósiles utilizando una técnica geocientífica llamada datación radiométrica.

Esta técnica, que permite a los geocientíficos utilizar cristales de circonio para determinar la antigüedad de las rocas, no es aplicable a todos los tipos de rocas. El sitio en Escocia donde se descubrieron los fósiles se encontraba cerca de antiguos volcanes cuyas corrientes de lava se habían endurecido en roca basal, donde los circonios no suelen formarse. Otros científicos advirtieron a Garza que la datación química de las rocas podría ser infructuosa.

“Creo que esa fue una de las razones por las que nadie había intentado abordarlo antes”, comentó Garza. “Por todo el tiempo y esfuerzo que se requiere para obtener los circonios y luego el riesgo de no encontrar ninguno”.

Sin embargo, Garza tuvo suerte. A medida que el barro se deslizaba desde los volcanes, la lava y los escombros erosionaron sedimentos que contenían circonios, los cuales fueron arrastrados a un lago donde se estaba formando piedra caliza, enterrando a estas primeras criaturas tetrapódicas.

Garza realizó radiografías de 11 de las muestras de roca en la Escuela Jackson y pudo extraer circonios de la roca que rodeaba seis de los fósiles. Posteriormente, llevó a cabo una datación láser de uranio-plomo sobre los circonios en la Universidad de Houston para determinar su edad máxima posible.

Antes de la apuesta de Garza, los científicos habían estimado que los fósiles eran tan antiguos como otros fósiles similares de todo el mundo, alrededor de 331 millones de años. La datación más precisa de 346 millones de años es significativa porque sitúa los ejemplares en el Romer’s Gap, un periodo de tiempo entre 360 y 345 millones de años atrás donde, por razones que los científicos aún no comprenden completamente, se han descubierto muy pocos fósiles. Es durante este crucial periodo en la historia que los peces acuáticos dieron un salto evolutivo, desarrollando pulmones y cuatro patas para convertirse en animales terrestres. Este es uno de los hitos más decisivos en la historia de la evolución animal.

“No puedo exagerar la importancia de los icónicos tetrapodos de East Kirkton”, afirmó Julia Clarke, profesora en la Escuela Jackson y coautora del estudio. “Una mejor determinación de la edad de estos fósiles es clave para entender el momento de la emergencia de los vertebrados en la tierra. El tiempo, a su vez, es fundamental para evaluar por qué esta transición ocurre en su momento y qué factores en el medio ambiente pueden estar vinculados a este evento”.

El sitio en Escocia donde se encontraron los fósiles, la cantera de East Kirkton, es un auténtico tesoro de los primeros registros de tetrapodos. Se han encontrado allí siete fósiles de tetrapodos primitivos, incluido el Westlothiana lizziae. Hace cientos de millones de años, cuando estas primeras criaturas cuadrúpedas vagaban por la tierra, este lugar era un bosque tropical rodeado de volcanes activos, un lago tóxico y una diversidad de comunidades vegetales y animales.

El Museo Nacional de Escocia proporcionó a Garza fragmentos de roca que rodeaban los fósiles para su muestreo. Otros coautores del estudio son la profesora asociada Elizabeth Catlos y Michael Brookfield, ambos del Departamento de Ciencias de la Tierra y Planetarias de la Escuela Jackson, y Thomas Lapen, profesor y presidente del Departamento de Ciencias de la Tierra y Atmosféricas de la Universidad de Houston.

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