
Un virus responsable de dañar los cultivos de algodón en el sur de Estados Unidos ha permanecido oculto en los campos del país durante casi 20 años. Según una nueva investigación, el virus del enanismo por enrollamiento de hojas de algodón (Cotton leafroll dwarf virus, CLRDV), que se creía que era una llegada reciente, estaba infectando plantas en estados productores de algodón desde al menos 2006.
Los hallazgos, publicados en la revista Plant Disease por investigadores del Servicio de Investigación Agrícola del USDA y colaboradores de la Universidad de Cornell, desafían las suposiciones de larga data sobre cuándo y cómo emergió el virus en el algodón estadounidense. Además, demuestran cómo las herramientas modernas de minería de datos pueden descubrir amenazas ocultas en muestras recolectadas mucho antes de que el virus estuviera en el radar de los expertos.
“El CLRDV fue detectado oficialmente en 2017, por lo que se asumió que solo había entrado recientemente en EE. UU.”, señala Alejandro Olmedo-Velarde, antiguo asociado postdoctoral en Cornell y actual profesor asistente en el Departamento de Patología Vegetal, Entomología y Microbiología de la Universidad Estatal de Iowa. “Nuestro estudio muestra que este virus en realidad estaba presente en el cinturón de algodón del país mucho antes de eso. Encontramos evidencia clara del virus en muestras de 2006 en Misisipi, 2015 en Luisiana y 2018 en California”.
Metodología y hallazgos
Para confirmar los hallazgos, el equipo llevó a cabo encuestas de campo en 2023, recolectando muestras frescas de algodón en el sur de California. Las pruebas de laboratorio confirmaron que el CLRDV está actualmente presente en California, marcando el primer informe oficial del virus en el estado.
El enfoque del equipo dependió en gran medida de la reanálisis de datos existentes en bases de datos genéticas públicas. Al explorar estos conjuntos de datos, los investigadores descubrieron secuencias virales que coincidían estrechamente con las cepas actuales de EE. UU., ofreciendo una visión más completa de la propagación del CLRDV a lo largo del tiempo y la geografía. Este estudio subraya la importancia de mantener bases de datos accesibles y disponibles públicamente para mejorar la vigilancia de enfermedades y la preparación futura.
En un hallazgo inesperado, los investigadores también identificaron rastros del virus en una ubicación inusual: una muestra del intestino de una vaca estudiada en California. Sus datos son consistentes con la hipótesis de que la vaca ingirió forraje de origen vegetal infectado con CLRDV. Aunque esto no sugiere que los animales estén infectados, añade una nueva dimensión a la comprensión de la cronología y el alcance de la infección por CLRDV en EE. UU. antes del primer informe oficial.
El estudio también reaviva el interés en un tema no resuelto en la patología del algodón: el marchitamiento por bronce. Los investigadores proponen una posible conexión entre el CLRDV y los síntomas de marchitamiento por bronce, un tema que ha suscitado debate en el pasado. “A medida que más estudios se alinean con nuestros hallazgos, la idea está ganando impulso”, afirma Olmedo-Velarde. “Podría ayudar a explicar las pérdidas de cultivos de larga data e informar las estrategias de monitoreo del virus en el futuro”.
La científica del Servicio de Investigación Agrícola, la doctora Michelle Heck, explica: “Para los agricultores, los hallazgos ofrecen tanto una advertencia como un llamado a la acción. El CLRDV ha estado en los campos de EE. UU. mucho más tiempo de lo que cualquiera se dio cuenta, y puede estar más extendido de lo que sugieren los informes actuales. Entender cómo y por qué el virus permaneció bajo el radar durante tanto tiempo —y por qué se está convirtiendo en un problema mayor ahora— será fundamental para desarrollar estrategias de manejo efectivas”.
Este trabajo destaca el creciente papel de la bioinformática, la patología vegetal y la colaboración interdisciplinaria en la agricultura moderna, mostrando que los datos existentes pueden contener las pistas necesarias para detectar amenazas emergentes de manera más temprana.