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La revolución del alga: cómo Suecia se reinventa con safaris de recolección en Vrångö

In Viajes
junio 01, 2025

En la isla de Vrångö, un pequeño y pintoresco rincón de Suecia, un grupo de entusiastas se embarca en lo que se conoce como «safaris de algas marinas». Bajo la guía de Karolina Martinson, quien dirige su propio negocio llamado Algblomman, los participantes aprenden a recolectar y preparar algas, una práctica que, aunque ha sido ignorada durante años, está resurgiendo como una alternativa sostenible y saludable en la dieta de los suecos.

Recuperando tradiciones ancestrales

La cultura sueca, profundamente arraigada en la pesca y el marisco, está viendo cómo la disminución de las poblaciones de peces debido al cambio climático y la contaminación del agua obliga a los isleños a redescubrir lo que el océano les ofrece. Las algas, una vez consideradas un simple residuo, están volviendo a ocupar un lugar en la mesa, gracias a iniciativas como la de Martinson. Esta renaciente apreciación se asemeja a las tradiciones culinarias de otras regiones, como Sicilia, donde el aprovechamiento de los recursos marinos ha sido una práctica habitual durante siglos.

Martinson recuerda que cuando llegó a la isla hace 25 años, la idea de comer algas era considerada casi un tabú. Sin embargo, su investigación ha demostrado que estas plantas marinas eran parte esencial de la dieta de sus ancestros, quienes las utilizaban por sus nutrientes. Hoy en día, variedades como el alga dulce, musgo irlandés y lechuga de mar son reconocidas no solo por su valor nutricional, sino también por su versatilidad en la cocina, desde postres hasta aperitivos.

La comunidad de Vrångö, compuesta por 241 habitantes, refleja un fuerte sentido de unidad y tradición. La vida en la isla se entrelaza con la naturaleza y la gastronomía, creando un ambiente propicio para la revalorización de prácticas olvidadas. En este sentido, Martinson no solo promueve la recolección de algas, sino también una conexión más profunda con la tierra y el mar, en un esfuerzo por restaurar dietas ancestrales que han sido desechadas en favor de opciones menos sostenibles.

En medio de festividades como la celebración del cangrejo, donde se reune a amigos y familiares en torno a una comida compartida, se puede apreciar cómo estas prácticas están profundamente arraigadas en la cultura sueca. La experiencia de disfrutar de un festín de mariscos, acompañado de un ambiente festivo y comunitario, resuena con las memorias de muchos que han crecido en torno al mar. En este contexto, el «fika», una costumbre sueca que promueve la pausa para el café social, complementa la experiencia de vida en comunidad, recordando la importancia de las relaciones humanas en la cotidianidad.

El renacer del interés por las algas marinas en Suecia no solo representa una oportunidad culinaria, sino también una respuesta necesaria a los retos ambientales actuales. La capacidad de adaptarse a las circunstancias y revalorizar lo que se había desechado refleja una conciencia creciente sobre la sostenibilidad y el legado cultural. En un mundo donde las prácticas tradicionales a menudo se pierden, iniciativas como la de Karolina Martinson ofrecen un camino hacia la reconciliación entre cultura, alimentación y medio ambiente, recordando que lo que se ha descartado puede ser, a su vez, un recurso valioso.

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