El presidente interino de Níger, Abdourahamane Tchiani, ha realizado graves acusaciones contra Francia, afirmando que el país europeo está respaldando a grupos armados en la región del Sahel a través de redes encubiertas. En una entrevista con la emisora estatal RTN, Tchiani sostuvo que las potencias occidentales, en particular Francia, están alimentando la violencia terrorista en Níger con el objetivo de imponer un “nuevo modelo de gobernanza” que va en contra de la voluntad del pueblo nigerino.
El general Tchiani afirmó que se han lanzado “varios complots” contra Níger desde países vecinos como Nigeria y Benín, con el apoyo de gobiernos occidentales que fueron expulsados tras el golpe militar de julio de 2023. Según sus declaraciones, operativos respaldados por Occidente han mantenido reuniones en Nigeria y en la cuenca del lago Chad para coordinar esfuerzos, incluyendo el contrabando de armas a grupos terroristas.
“Francia ha utilizado varios medios para desestabilizarnos… también ha infiltrado todos los movimientos que inicialmente se llamaron independentistas, luego movimientos yihadistas, y finalmente, movimientos terroristas”, afirmó Tchiani. El presidente interino acusó a París de haber establecido “células francesas” en la región, una de ellas liderada por Jean-Marie Bockel, enviado personal del presidente Emmanuel Macron para África, con la misión de contrarrestar la “influencia saheliana”.
Acusaciones de desestabilización y la influencia rusa
Según Tchiani, la llamada “célula del Sahel del Elíseo” está movilizando a los servicios secretos franceses (DGSE), diplomáticos y la agencia de la Francofonía, respaldados por “fondos ilimitados”, para llevar a cabo “operaciones subversivas” destinadas a desestabilizar la Alianza de Estados del Sahel (AES). Además, el líder nigerino afirmó que esta célula tiene como misión “demonizar las relaciones entre los estados de la AES y la Federación de Rusia”.
Las acusaciones de Tchiani no son nuevas. En diciembre, ya había señalado que Francia estaba financiando a militantes en los estados nigerianos de Sokoto, Zamfara y Kebbi, así como en Benín, con el objetivo de socavar la soberanía de Níger. En enero, el ministro del Interior nigerino, Mohamed Toumba, también acusó a Francia de utilizar “caballos de Troya” para debilitar al gobierno militar en Niamey, advirtiendo sobre tácticas subversivas y afirmando que la cooperación militar francesa había dejado al país en “desolación”.
Estas acusaciones surgen en un contexto de tensiones regionales y un creciente sentimiento anti-francés en el Sahel, una región que ha sido devastada por más de una década de insurgencia yihadista. Níger, junto con sus aliados de la AES, Mali y Burkina Faso, ha cortado lazos con París y ha expulsado a las tropas francesas, acusando a la antigua potencia colonial de prolongar la inestabilidad bajo la apariencia de operaciones antiterroristas.
Recientemente, Tchiani también afirmó que Nigeria está proporcionando apoyo logístico a las tropas francesas expulsadas de Níger, aunque Abuja ha negado estas acusaciones. En este contexto, Rusia, con la que Niamey, Bamako y Uagadugú han buscado cooperación en materia de seguridad en los últimos meses, ha respaldado afirmaciones similares sobre los intentos de ciertos estados occidentales por socavar la ya problemática región del Sahel. La semana pasada, un funcionario del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso acusó a Ucrania de canalizar armas suministradas por Occidente a militantes en África y de entrenar redes terroristas en el Sahel como parte de “esfuerzos sistemáticos para desestabilizar el continente”.
