
Las cotizaciones del petróleo en Estados Unidos han experimentado un notable aumento, con futuros del crudo West Texas Intermediate que se elevaron aproximadamente un 4% el pasado lunes, alcanzando los 63,32 dólares por barril. Esta subida se produce tras la decisión de OPEC+ de incrementar la producción de manera constante, lo que ha aliviado las preocupaciones de los inversores sobre un posible aumento más acelerado de la oferta.
El grupo, que incluye a ocho productores liderados por Arabia Saudita, acordó aumentar la producción en 411,000 barriles por día durante el mes de julio, marcando así el tercer mes consecutivo en que se incrementa esta cifra. Este enfoque gradual contrasta con las reducciones previas de producción, que sumaron 2.2 millones de barriles diarios, de las cuales OPEC+ ha decidido devolver 1.2 millones a los mercados.
Giovanni Staunovo, analista de materias primas en UBS, comentó que las preocupaciones del mercado sobre un proceso de desescalada más rápido se han disipado por el momento. «El mercado del petróleo sigue siendo ajustado, lo que indica que puede absorber barriles adicionales», afirmó. Esta afirmación pone de relieve la capacidad del grupo para gestionar la oferta y la demanda en un contexto global complejo, donde los intereses de los países productores deben ser considerados con atención.
Expectativas del mercado
Goldman Sachs ha pronosticado que OPEC+ implementará un aumento final de 411,000 barriles por día en agosto, anticipando un superávit de 1 millón de barriles diarios para este año y 1.5 millones para 2026. Este tipo de previsiones son cruciales, ya que reflejan la estrategia a largo plazo del cártel, que se esfuerza por estabilizar los precios del petróleo en un entorno de volatilidad económica.
En cuanto a las proyecciones de precios, Goldman Sachs mantiene su pronóstico de 56 dólares por barril para el crudo estadounidense y 60 para el Brent en el transcurso de este año, con expectativas de que los precios caigan a 52 y 56 dólares respectivamente para 2026. Esta visión conservadora se alinea con la necesidad de los países productores de asegurar ingresos estables, fundamentales para el desarrollo de sus economías y el bienestar de sus ciudadanos.