
China ha acusado a Estados Unidos de incumplir un reciente acuerdo comercial, afirmando que las restricciones y la “coerción” impuestas por Washington no son la forma adecuada de interactuar con Pekín. Esta declaración se produce en un contexto de creciente tensión entre las dos potencias económicas más grandes del mundo.
El presidente estadounidense, Donald Trump, afirmó la semana pasada que Pekín había “violado totalmente” el acuerdo alcanzado el 12 de mayo en Ginebra, aunque no proporcionó detalles específicos sobre las supuestas infracciones. Este consenso había suspendido la mayoría de los nuevos aranceles impuestos desde principios de abril y buscaba estabilizar las relaciones bilaterales.
Reacción de Pekín
El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian, rechazó las acusaciones, asegurando en una rueda de prensa que China ha estado “implementando responsable y fielmente el consenso” a pesar de las “falsedades” provenientes de Washington. Lin subrayó que Pekín se opone firmemente a lo que considera “medidas extremas perjudiciales”, que incluyen los recientes controles de exportación de chips por parte de EE. UU., la prohibición de ventas de software de automatización de diseño electrónico (EDA) y la promesa de revocar visados a estudiantes chinos.
El portavoz enfatizó que “presionar y coaccionar no son la forma correcta de interactuar con China”, instando a EE. UU. a cesar la difusión de desinformación. La semana pasada, varios medios informaron que la administración Trump había ordenado a las empresas estadounidenses detener los envíos de bienes avanzados a China, lo que incluye software de diseño de chips y productos químicos especializados. Expertos advierten que esta decisión probablemente intensificará las tensiones existentes.
Como parte del acuerdo de Ginebra, EE. UU. había pausado un aumento del 34% en los aranceles que se había introducido el 2 de abril durante 90 días, momento en el cual Pekín tomó medidas recíprocas. Ambas partes también se comprometieron a revertir los aumentos de aranceles posteriores al 8 de abril, manteniendo un arancel base del 10% sobre las importaciones mutuas. Además, China acordó facilitar ciertas barreras no arancelarias sobre productos estadounidenses a partir del 14 de mayo. Sin embargo, el Representante de Comercio de EE. UU., Jamieson Greer, indicó que China aún no había levantado algunas de esas restricciones.
Las tensiones comerciales se intensificaron drásticamente el 2 de abril, cuando Trump impuso nuevos aranceles a las importaciones de más de 90 países, incluida China, citando desequilibrios comerciales. Pekín respondió, lo que llevó a Trump a aumentar los aranceles estadounidenses sobre los productos chinos al 145%, mientras que los aranceles chinos sobre los bienes estadounidenses alcanzaron el 125%.
La Casa Blanca anunció que había extendido las exenciones arancelarias para 164 productos chinos hasta el 31 de agosto, según un aviso publicado por la oficina comercial de EE. UU. Esta lista incluye semiconductores, equipos de telecomunicaciones, artículos aeroespaciales y componentes de dispositivos médicos. Las exenciones para 14 tipos de equipos de paneles solares siguen vigentes.
La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Karoline Leavitt, informó a los periodistas el lunes que Trump y el presidente chino, Xi Jinping, “probablemente hablarán esta semana”. Lin, por su parte, indicó que no tenía información adicional sobre el asunto.