Recientes pronósticos económicos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) han indicado un notable descenso en las expectativas de crecimiento tanto para Estados Unidos como a nivel global. Este ajuste se produce en un contexto marcado por la política arancelaria del expresidente Donald Trump, que ha generado incertidumbre en los mercados y economías internacionales.
Revisiones a la baja en el crecimiento económico
La OCDE ha revisado a la baja su previsión de crecimiento para Estados Unidos, situándola en un modesto 1,6% para este año y un 1,5% en 2026, notablemente por debajo del 2,2% que se esperaba en marzo. Este retroceso se atribuye a una serie de factores, entre ellos la política arancelaria de Trump, la incertidumbre económica, una desaceleración en la inmigración neta y una disminución en la plantilla del gobierno federal.
A nivel global, el crecimiento también se prevé menor de lo inicialmente estimado. La OCDE ha señalado que «la desaceleración se concentra en Estados Unidos, Canadá y México», mientras que otras economías están sujetas a revisiones menores. Se espera que el crecimiento del PIB global disminuya del 3,3% en 2024 al 2,9% tanto este año como en 2026, bajo la suposición técnica de que las tasas arancelarias se mantendrán a pesar de los desafíos legales en curso.
Este informe resalta que «las perspectivas globales se están volviendo cada vez más desafiantes», y menciona que el aumento significativo de las barreras comerciales, condiciones financieras más estrictas, así como una confianza empresarial y del consumidor debilitada, tendrán efectos adversos marcados en las perspectivas de crecimiento si estas condiciones persisten.
La reciente inestabilidad en las decisiones arancelarias ha exacerbado la incertidumbre en los mercados globales. Recientemente, los aranceles recíprocos específicos de país impuestos por Trump fueron anulados por la Corte de Comercio Internacional de Estados Unidos, aunque posteriormente fueron reinstaurados por un tribunal de apelaciones. Además, Trump ha anunciado su intención de duplicar los aranceles al acero hasta un 50%, lo que añade más presión a un panorama ya complicado.
En cuanto a la inflación, la OCDE ajustó sus previsiones, indicando que «los mayores costos comerciales, especialmente en los países que aumentan los aranceles, también impulsarán la inflación, aunque su impacto será contrarrestado parcialmente por la disminución de los precios de las materias primas.» Este debate sobre el impacto de los aranceles en la inflación sigue siendo objeto de análisis, con muchos responsables de política monetaria y analistas globales sugiriendo que la situación es aún incierta y dependerá de factores como posibles medidas de contrapresión.
El panorama inflacionario muestra una notable diferencia entre Estados Unidos y otras importantes economías mundiales. Por ejemplo, se espera que los países del G20 registren una inflación del 3,6% en 2025, una cifra que se ha reducido desde el 3,8% pronosticado en marzo, mientras que la proyección para EE. UU. ha aumentado al 3,2%, frente al 2,8% anterior. La OCDE advierte que la inflación estadounidense podría acercarse al 4% hacia finales de 2025.
