La serie Sexo en la ciudad, que se estrenó en 1998, marcó un hito en la representación de la moda en televisión. Sarah Jessica Parker, en su papel de Carrie Bradshaw, se convirtió en un referente de estilo, capaz de combinar prendas de lujo con hallazgos de tiendas de segunda mano, lo que resonó profundamente en la cultura de la moda contemporánea. A medida que el tiempo ha pasado, su estilo ha evolucionado, pero también ha sido objeto de críticas, especialmente en la reciente secuela And Just Like That….
Molly Rogers, diseñadora de vestuario para ambas series, señala que el enfoque de Carrie hacia la moda siempre ha sido una celebración de la individualidad y la autoexpresión. Desde sus inicios, la serie ha mostrado a Carrie como una figura que desafía las convenciones, utilizando la moda no solo para impresionar, sino para contar su propia historia. Su capacidad de mezclar lo caro con lo accesible ha inspirado a muchas generaciones, especialmente a los jóvenes que buscan tesoros en tiendas de segunda mano.
No obstante, la moda de Carrie ha suscitado diferentes reacciones en la actualidad. En And Just Like That…, algunos de sus atuendos más extravagantes, como los sombreros de gran tamaño y los bolsos en forma de paloma, han sido objeto de burlas y críticas, lo que ha llevado a cuestionar si su estilo sigue siendo relevante o si ha perdido el rumbo. Este cambio en la percepción puede estar influenciado por un fenómeno más amplio: el envejecimiento de los personajes y la manera en que la sociedad espera que las mujeres de cierta edad se vistan.
La crítica que se ha dirigido hacia Carrie puede reflejar actitudes de edad que consideran que las mujeres deben moderar su estilo a medida que envejecen. Rogers ha destacado que muchos espectadores desean mantener a los personajes en una especie de «cápsula del tiempo», donde sus atuendos deben ajustarse a un ideal de juventud. Sin embargo, la moda de Carrie, que siempre ha desafiado las normas, sigue siendo un vehículo para discutir la libertad de expresión y el derecho a vestirse como se desee a cualquier edad.
El legado de Sexo en la ciudad va más allá de las tendencias de moda; ha moldeado la forma en que las generaciones más jóvenes perciben la autoexpresión a través de la vestimenta. Para muchos, la serie no solo mostró cómo vestirse, sino que también enseñó que la moda puede ser un medio para comunicar quiénes somos. Mientras que la Generación Z abraza la experimentación y la mezcla de estilos, los millennials tienden a conectar emocionalmente con las elecciones de vestuario de los personajes, buscando una comprensión más profunda detrás de cada atuendo.
A pesar de las críticas, Carrie Bradshaw sigue siendo un ícono de la moda. Su estilo, aunque evolutivo y a veces polémico, sigue provocando discusiones sobre la moda y la identidad personal. La manera en que se presenta en pantalla y cómo refleja las aspiraciones y desafíos de las mujeres contemporáneas sigue siendo un tema de relevancia en el panorama de la moda actual. La serie, tanto en su forma original como en su secuela, ha demostrado que la moda es un lenguaje poderoso que va más allá de las tendencias, tocando aspectos fundamentales de la identidad y la autoexpresión.
