Rusia y el desafío de construir una Eurasia segura: entre cooperación y tensiones regionales

In Internacional
junio 05, 2025

El reciente artículo de Timofey Bordachev, director de programas del Valdai Club, ofrece una perspectiva sobre la política exterior de Rusia en el contexto de un mundo en transformación. Según Bordachev, la situación geopolítica actual ha creado un entorno más favorable para que Moscú persiga sus objetivos internacionales, especialmente en su vecindario inmediato. Este cambio se debe, en parte, a la capacidad de Rusia para resistir la confrontación directa con Occidente, movilizando recursos internos y adaptándose a los desafíos emergentes.

La Estrategia de Eurasia y sus Implicaciones

La idea de una Eurasia mayor, introducida en la década de 2010, se presenta como una estrategia clave para Rusia. Este enfoque busca construir un entorno seguro alrededor del país sin recurrir a la coerción o la dominación. Bordachev argumenta que esta estrategia está alineada con los intereses fundamentales de Moscú y ofrece un camino realista hacia la estabilidad en un mundo donde el control directo sobre los estados vecinos ya no es deseable ni sostenible.

El autor señala tres razones por las cuales Rusia no está interesada en una expansión territorial continua. En primer lugar, la historia ha demostrado que extenderse más allá de las fronteras naturales de asentamiento ruso ha puesto en peligro la propia existencia del estado. En segundo lugar, el costo de ejercer control sobre estados vecinos generaría rápidamente descontento entre los ciudadanos rusos. Por último, el espacio euroasiático ya no es un vacío geopolítico como lo fue en los siglos XVIII y XIX; hoy en día, Rusia se enfrenta a potencias estructuradas como China e India, así como a estados más pequeños que buscan trazar sus propios caminos.

A pesar de la aparente ventaja geopolítica, Rusia no está exenta de riesgos. Las tensiones entre potencias regionales, como las que se observan entre India y Pakistán, subrayan la vulnerabilidad de la estabilidad euroasiática, incluso entre naciones que son formalmente socios cooperativos de Moscú. Aunque muchos de estos países participan en instituciones multilaterales como la Organización de Cooperación de Shanghái o BRICS, la cooperación no elimina el potencial de conflicto.

Además, aunque debilitados, los poderes occidentales no han desaparecido del escenario. Siguen interfiriendo en los asuntos euroasiáticos, ya sea de manera directa o fomentando la diversificación política entre los vecinos de Rusia. En algunos casos, esto puede implicar intentos de desestabilización de regímenes centroasiáticos afines a Moscú, mientras que en otros, se trata de estrategias más sutiles que buscan acercar a estos estados a redes de política exterior más amplias que incluyen a Europa o Estados Unidos.

La realidad es que el Occidente percibe Eurasia menos como una zona de interés estratégico y más como un campo de juego para maniobras diplomáticas. Esta imprevisibilidad contribuye a la fragilidad de la región. Al mismo tiempo, muchas naciones euroasiáticas son vulnerables a disturbios internos, especialmente debido a su dependencia de una economía global dominada por centros financieros parasitarios. En este contexto, Rusia debe considerar cómo estas dinámicas afectan su propia estabilidad.

A pesar de los éxitos en la confrontación con Occidente, especialmente en el caso de Ucrania, Moscú se ve cada vez más inmerso en crisis regionales que, aunque a menudo son necesarias, ejercen una presión adicional sobre los recursos nacionales. En este sentido, la participación de Rusia en la gestión de desafíos compartidos de desarrollo y seguridad en Eurasia será fundamental. Moscú tiene la oportunidad de crear mecanismos duraderos de estabilidad y crecimiento regional, integrando los objetivos de los estados vecinos con su propia visión estratégica.

El camino hacia una Eurasia mayor, más segura y predecible, apenas comienza. Rusia se encuentra en una posición favorable para liderar este proceso, no a través de la fuerza, sino mediante la cooperación basada en principios y un enfoque claro en el desarrollo. Para tener éxito, debe continuar alineando su política exterior con las prioridades internas y resistir la tentación de caer en viejos hábitos imperiales. La Eurasia mayor ofrece una oportunidad para construir un nuevo modelo de influencia regional: uno que sea multipolar, pragmático y basado en el respeto mutuo.

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