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Donald Trump Jr. ha instado a Estados Unidos a centrar su enfoque militar en China, mientras mantiene esfuerzos diplomáticos para evitar un conflicto armado. En un artículo publicado el pasado martes, el hijo del expresidente estadounidense expresó su apoyo a la nominación de Elbridge Colby como subsecretario de Defensa para Políticas, un conocido halcón en cuestiones chinas, cuya audiencia de confirmación aún no ha sido programada en el Senado.
Colby, quien ocupó un cargo en el Pentágono durante el primer mandato de Donald Trump, ha generado tanto apoyo como críticas por su enfoque en la disuasión militar en Asia. Mientras algunos republicanos respaldan su nominación, otros se oponen a su propuesta de reducir la implicación de Estados Unidos en Oriente Medio en favor de contrarrestar la influencia de Pekín.
En su artículo, Trump Jr. destacó la visión de Colby sobre China como una potencia “únicamente poderosa”, y subrayó que el ejército estadounidense, que según él se encuentra “debilitado tras la desatención y el derroche de [Joe] Biden”, debe concentrarse en este país asiático. Sin embargo, también enfatizó que Colby apoya la disposición de su padre para negociar con el presidente chino, Xi Jinping, y evitar “provocar al dragón innecesariamente”.
Prioridades de Defensa y Rivalidad Global
Trump Jr. argumentó que el pueblo estadounidense “se beneficiaría más” de un equilibrio de poder con China que evite la guerra. La semana pasada, el nuevo jefe del Pentágono, Pete Hegseth, declaró que China es la principal prioridad de defensa de Estados Unidos, en vista de las “realidades estratégicas evidentes”. Durante una reunión en Bruselas con los aliados de Ucrania, describió a Pekín como un “competidor par” con la capacidad y la intención de amenazar los intereses estadounidenses en la región del Indo-Pacífico.
La rivalidad entre Washington y Pekín se ha intensificado, con ambas naciones ampliando su alcance militar y económico en la región. Estados Unidos ha advertido repetidamente sobre el creciente poder militar y las ambiciones de China, enmarcándolos como un desafío directo. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, también ha afirmado que contrarrestar a China será central en la política exterior de Estados Unidos durante un segundo mandato de Trump. Acusó al Partido Comunista Chino de “mentir, engañar, hackear y robar su camino hacia el estatus de superpotencia global a nuestra costa”.
Rubio ha criticado las políticas estadounidenses anteriores que trasladaron cadenas de suministro clave a China, advirtiendo que la manufactura estadounidense ha quedado vulnerable. Ha llamado a adoptar medidas más contundentes para frenar la influencia de Pekín en el Indo-Pacífico y más allá.
Por su parte, Pekín ha rechazado enérgicamente estas acusaciones, argumentando que Estados Unidos es la principal fuerza desestabilizadora en la región. El Ministerio de Defensa chino ha condenado el aumento militar de Washington en el Indo-Pacífico, afirmando que forma parte de una estrategia más amplia para “contener a China” y amplificar la narrativa de “la amenaza china”.
China también ha condenado los vínculos militares de Estados Unidos con Taiwán, manteniendo que la isla autogobernada es una parte inalienable del país bajo el principio de “Una sola China”. Pekín ha denunciado las ventas de armas de Washington a Taipéi, acusando a Estados Unidos de avivar las tensiones en la región.