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Un reciente estudio realizado por investigadores del Centro Leibniz para la Investigación Marina Tropical de Alemania, la Universidad Técnica de Dinamarca y la Universidad de Copenhague ha revelado información crucial sobre el papel de ciertas bacterias en el ciclo del nitrógeno en los océanos del mundo. Hasta ahora, se había asumido que la fijación de nitrógeno, un proceso esencial para la vida marina, se limitaba principalmente a las aguas superficiales de los océanos tropicales y subtropicales, llevada a cabo casi exclusivamente por cianobacterias. Sin embargo, los hallazgos de este estudio desafían esta visión tradicional.
La fijación de nitrógeno en «nieve marina»
Durante años, los científicos han tratado de entender cómo algunas bacterias, que se alimentan de materia orgánica disuelta en las aguas marinas, pueden llevar a cabo la fijación de N2. Se pensaba que la elevada cantidad de oxígeno y la escasez de materia orgánica disuelta en la columna de agua marina dificultaban este proceso, que requiere condiciones anaerobias y consume mucha energía. Sin embargo, en la década de 1980, se sugirió que los agregados conocidos como «partículas de nieve marina» podrían ser lugares propicios para este tipo de fijación. Este estudio reciente ha confirmado esta teoría, además de proporcionar respuestas sobre la distribución y magnitud de la actividad de estas bacterias en los océanos globales.
Los investigadores utilizaron modelos matemáticos para demostrar que las bacterias adheridas a las partículas de nieve marina son capaces de fijar N2 en un rango amplio de temperaturas, desde los trópicos hasta los polos y desde la superficie hasta las profundidades oceánicas. Este proceso representa aproximadamente el 10% de la fijación global de N2 en los océanos, lo que pone de manifiesto la importancia de estas bacterias en el ciclo del nitrógeno.
Según Subhendu Chakraborty, autor principal del estudio, los resultados son un avance significativo. La investigación no solo cuestiona los paradigmas establecidos, sino que también muestra que la actividad de estas bacterias se encuentra distribuida de manera desigual en el océano, con tasas más altas en las zonas de mínimo oxígeno. Esto es especialmente relevante en el contexto del cambio climático y sus posibles efectos sobre la productividad del plancton en el futuro.
Lasse Riemann, profesor del Departamento de Biología y coautor del estudio, señala que la capacidad de las bacterias asociadas a partículas para fijar N2 en condiciones más amplias que las cianobacterias podría tener implicaciones importantes para entender cómo el ciclo del nitrógeno podría cambiar en un océano en calentamiento. Esta investigación destaca la necesidad de seguir explorando la vida microbiana en las partículas marinas, que parece desempeñar un papel fundamental en el ciclo de muchos nutrientes en el océano.