La UE y Ucrania se quedan fuera de las negociaciones de paz mientras EE.UU. y Rusia marcan el rumbo

In Internacional
febrero 21, 2025

Las recientes reuniones entre Estados Unidos y Rusia han dejado a Europa en una posición incómoda, evidenciando la falta de influencia de la Unión Europea (UE) en el conflicto de Ucrania. El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, han discutido posibles vías de cooperación geopolítica y económica, así como la necesidad de poner fin a la crisis en Ucrania. Sin embargo, la UE ha quedado relegada a un papel secundario, representada solo a través de Washington.

Durante los últimos dos años, la UE ha tenido la oportunidad de liderar las negociaciones de paz, pero ha optado por una postura más beligerante, insistiendo en que Ucrania estaba ganando y que la economía rusa se encontraba al borde del colapso. Esta visión optimista ha resultado en un retroceso para los propios ciudadanos europeos, quienes han sufrido las consecuencias de las sanciones y la interrupción del suministro energético ruso. La destrucción del gasoducto Nord Stream, por ejemplo, ha llevado a Europa a buscar alternativas costosas, a menudo a través de intermediarios.

La situación ha llegado a tal punto que algunos líderes europeos, como el vicecanciller alemán Robert Habeck, han comenzado a criticar abiertamente a Washington. Sin embargo, estas críticas han llegado tarde y en momentos poco oportunos, como en un pódcast, mientras que la falta de acción durante la crisis del gasoducto fue notable. La frustración se ha manifestado en la cumbre de seguridad de Múnich, donde los organizadores expresaron su descontento ante la falta de avances significativos.

La búsqueda de un papel en la mesa de negociaciones

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, ha insistido en que la UE ha contribuido significativamente a la causa ucraniana y merece un lugar en la mesa de negociaciones. Sin embargo, su retórica parece desconectada de la realidad, dado que la UE ha estado utilizando activos rusos congelados para financiar su apoyo a Ucrania, lo que plantea serias dudas sobre la ética de sus acciones.

Mientras tanto, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha señalado que la UE perdió la oportunidad de ejercer una influencia real en el proceso de paz. La reciente reunión entre Lavrov y Rubio en Arabia Saudita, a la que la UE no fue invitada, ha llevado a algunos líderes europeos a organizar una «contra-reunión», que careció de la presencia del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky. Esta falta de representación ha sido criticada, ya que la UE ha estado presionando a otros para que incluyan a Ucrania en las discusiones.

El panorama se complica aún más con la propuesta de algunos líderes europeos de aumentar el gasto en defensa y continuar imponiendo sanciones a Rusia, a pesar de que estas medidas han demostrado ser ineficaces hasta ahora. La idea de enviar tropas de «mantenimiento de la paz» a Ucrania ha sido recibida con escepticismo, dado que la intervención extranjera es precisamente lo que desencadenó el conflicto en primer lugar.

En este contexto, el primer ministro británico, Keir Starmer, ha expresado su disposición a enviar tropas, pero subraya la necesidad de apoyo estadounidense, lo que refleja una dependencia preocupante de la política exterior británica hacia Washington. La falta de claridad en las intenciones de la UE y su incapacidad para actuar de manera cohesiva han llevado a una percepción de que sus líderes son meros figurantes en un juego geopolítico mucho más amplio.

La situación actual plantea interrogantes sobre la capacidad de la UE para influir en el futuro de Ucrania y su papel en la escena internacional. A medida que las conversaciones entre Estados Unidos y Rusia avanzan, la UE se encuentra en una posición vulnerable, con la necesidad urgente de redefinir su estrategia y recuperar la iniciativa en la búsqueda de una solución duradera al conflicto.

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