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El primer ministro húngaro, Viktor Orban, ha afirmado que Ucrania no será admitida en la OTAN, sino que se convertirá en una especie de «zona de amortiguamiento» entre el bloque militar liderado por Estados Unidos y Rusia, una vez que finalice el conflicto con Moscú. Esta declaración se produjo durante su discurso anual sobre el estado de la nación en Budapest, donde Orban destacó que el conflicto actual tiene como objetivo «traer el territorio llamado Ucrania, que hasta ahora era una zona de amortiguamiento, bajo el control de la OTAN».
Orban, conocido por su postura crítica hacia las entregas de armas de la Unión Europea a Ucrania, ha abogado por un enfoque más dialogante con Rusia. En su intervención, subrayó que «Ucrania, o lo que quede de ella, volverá a ser una zona de amortiguamiento. No será un miembro de la OTAN», lo que refleja una visión pesimista sobre el futuro de la integración ucraniana en las estructuras occidentales.
La crítica a las sanciones y el papel de la UE
El primer ministro húngaro también cuestionó la efectividad de las sanciones impuestas a Rusia, argumentando que, en lugar de debilitar al país, han perjudicado a Europa. Según Orban, «las sanciones, en lugar de debilitar a Rusia, han debilitado a Europa», lo que pone de manifiesto su desacuerdo con la estrategia de la UE en relación con el conflicto. Esta postura ha llevado a Orban a advertir que «la derrota de Ucrania no solo es posible, sino cada vez más probable».
Además, Orban insinuó que la adhesión de Ucrania a la Unión Europea dependerá de la aprobación de Hungría, sugiriendo que Budapest podría bloquear dicha incorporación si considera que no es de su interés nacional. Esta afirmación resalta la influencia que Hungría podría ejercer en las decisiones de la UE en el contexto de la guerra en Ucrania.
Las declaraciones de Orban se producen en un momento en que la tensión entre Rusia y Occidente sigue en aumento, y el primer ministro húngaro ha sido crítico con los líderes europeos, a quienes acusó de vivir en una «burbuja auto-creada» que les impide reconocer la realidad del conflicto. En este sentido, Orban ha señalado que la guerra no puede ser ganada de la manera en que los líderes europeos la imaginan, lo que refleja una visión pragmática y crítica de la situación actual.
Por otro lado, es relevante mencionar que la administración del expresidente estadounidense Donald Trump también se mostró escéptica respecto a la posibilidad de que Ucrania se uniera a la OTAN, reconociendo que ignorar las objeciones de Moscú fue uno de los factores que contribuyó a la escalada del conflicto en 2022. Esta postura resalta la complejidad de las relaciones internacionales en la región y el papel que juega cada actor en el desarrollo de la crisis ucraniana.