Los líderes de los grupos de presión AfriForum y Solidarity han sido objeto de un intenso escrutinio tras su reciente reunión con miembros de la administración de Donald Trump en Estados Unidos. Durante este encuentro, celebrado el pasado martes, instaron a las autoridades estadounidenses a imponer acciones punitivas contra los líderes del Congreso Nacional Africano (ANC), al mismo tiempo que defendieron los derechos e intereses de los afrikaners en Sudáfrica.
Kallie Kriel, director ejecutivo de AfriForum, afirmó que su audiencia en la Casa Blanca surgió de las frustraciones con la negativa del gobierno sudafricano a abordar sus preocupaciones. Kriel subrayó que el personal de la Casa Blanca estaba «bien informado sobre los asuntos sudafricanos» y sugirió que estaban desafiando la narrativa del gobierno en torno a los asesinatos de granjeros, un tema que ha inflamado las tensiones en el país. AfriForum sostiene que la Ley de Expropiación socava los derechos de propiedad privada.
Reacciones en Sudáfrica
La reacción de los sudafricanos ha sido rápida y vehemente, con crecientes llamados para que AfriForum sea considerado traidor por buscar intervención extranjera en la política interna. La crítica ha sido generalizada en las plataformas de redes sociales; Ryan Cummings comentó en X: «Para una organización civil que afirma luchar contra el ‘apartheid inverso’, es bastante irónico que AfriForum esté esencialmente haciendo lobby por la creación de Bantustanes blancos en una Sudáfrica democrática.»
Miembros del partido Economic Freedom Fighters (EFF) se han sumado a la controversia, con el destacado miembro Carl Niehaus exigiendo que, al regresar a Sudáfrica, «todos ellos deben ser arrestados de inmediato por traición. Esto ha ido demasiado lejos.» La autora Kim Heller también se pronunció sobre el debate, afirmando que grupos como AfriForum perpetúan un persistente sentido de supremacía blanca en la nación, señalando: «La supremacía blanca está bien viva. AfriForum extraña el apartheid, cuando el hombre negro era un sirviente, no un gobernante. ¡Sies!»
Asimismo, Naledi Mashishi expresó su desdén por la confianza de AfriForum en involucrarse con un presidente estadounidense descrito como desmantelando las instituciones de su propio país mientras aboga por políticas de limpieza étnica en el extranjero. «Dice mucho que Solidarity y AfriForum se sientan tan empoderados para acercarse a él en busca de beneficios en Sudáfrica,» comentó.
El Movimiento de Transformación Africana, representado por Vuyo Zungula, denunció la inacción del gobierno sudafricano frente a AfriForum y Solidarity, calificando esta pasividad como complicidad en sus acciones. «Estos grupos deberían ser desregistrados y sus líderes acusados de traición,» argumentó. El analista político Sandile Swana coincidió con estas afirmaciones, señalando la renuencia de AfriForum a renunciar a sus supuestas ideologías de la era del apartheid. «El comportamiento de AfriForum no tiene redención. Su compromiso con el apartheid no puede ser perdonado, al igual que el de Trump y Elon Musk. Socavan la Constitución y la soberanía de Sudáfrica.»
