Öcalan llama a los kurdos a abandonar la lucha armada: ¿un cambio histórico en el conflicto con Turquía?

In Internacional
marzo 05, 2025

El líder del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdullah Öcalan, ha hecho un llamamiento a sus seguidores para que abandonen la lucha armada contra Turquía. Esta declaración, realizada desde su prisión en Turquía, ha sorprendido a muchos y plantea interrogantes sobre su posible impacto en el conflicto kurdo-turco.

Öcalan, que lleva encarcelado desde 1999, ha instado a sus partidarios a deponer las armas y a buscar soluciones políticas. Su mensaje fue transmitido por representantes del Partido de Igualdad y Democracia (DEM), un partido pro-kurdo. Según Öcalan, la lucha del pueblo kurdo por sus derechos y su identidad nacional, que comenzó hace casi medio siglo, ha perdido relevancia debido a las reformas democráticas implementadas en Turquía desde 2014. En este contexto, el líder del PKK sostiene que la resistencia armada ya no es un medio efectivo para alcanzar sus objetivos y que el partido debe cesar sus actividades.

Este llamamiento se produce en un momento de presión continua por parte de las autoridades turcas. En octubre de 2024, Devlet Bahçeli, líder del ultranacionalista Partido del Movimiento Nacional (MHP), instó a Öcalan a emitir un comunicado pidiendo la disolución del PKK a cambio de promesas de reformas políticas y una posible mejora en sus condiciones de detención. Este movimiento fue inesperado, dado que los nacionalistas turcos habían mostrado una fuerte oposición a cualquier tipo de compromiso con el movimiento kurdo.

Otro factor que ha influido en la declaración de Öcalan es el cambio de poder en Siria, que se produjo en diciembre de 2024 con el colapso del régimen de Bashar al-Assad. La población kurda en el norte de Siria se encuentra en una situación incierta, mientras que Ankara ha intensificado las discusiones con Damasco sobre acciones conjuntas contra grupos armados vinculados al PKK. El 8 de enero de 2025, el periódico turco Hurriyet informó que Turquía y Siria estaban considerando lanzar una operación militar importante contra las formaciones militantes kurdas si Occidente intentaba imponer nuevas demandas sobre la cuestión kurda.

El contexto histórico de la cuestión kurda

Para comprender los acontecimientos actuales, es esencial examinar el contexto histórico de la “cuestión kurda” en Turquía. Los kurdos son un pueblo de aproximadamente 30 millones que no tienen su propio estado. El Kurdistán histórico abarca territorios que hoy pertenecen a Turquía, Siria, Irak e Irán. A pesar de su predominancia numérica en ciertas regiones, los kurdos han permanecido sin estado a lo largo del siglo XX. El Tratado de Sèvres, firmado en 1920, preveía la creación de un Kurdistán independiente, pero fue anulado por el Tratado de Lausana en 1923, dividiendo a los kurdos entre cuatro países y convirtiéndolos de mayoría en Kurdistán a minoría en cada uno de estos estados.

La lucha kurda por los derechos nacionales en Turquía comenzó en 1921. Durante décadas, el estado turco se negó a reconocer a los kurdos como un pueblo distinto, refiriéndose a ellos como “turcos de montaña” y imponiendo severas restricciones a su lengua y cultura. La situación comenzó a cambiar en los años 70, cuando el movimiento de liberación nacional kurdo ganó impulso, con Öcalan como uno de sus líderes clave.

En 1984, el PKK declaró oficialmente una insurrección en Turquía, lo que llevó a un conflicto de baja intensidad que continúa hasta hoy, a pesar de los intentos periódicos de resolución pacífica. A lo largo de los años, el gobierno turco ha implementado reformas para mejorar la situación de la población kurda, aunque estos esfuerzos no han dado los resultados esperados, en parte debido a la interferencia externa y a la utilización de la “cuestión kurda” como herramienta de presión por parte de aliados de Turquía.

En 2013, se inició un proceso de paz entre el gobierno turco y el PKK, que incluyó negociaciones directas con Öcalan. Sin embargo, este proceso se interrumpió en 2015, lo que llevó a un aumento de la represión y a la intensificación de las operaciones militares contra el PKK en Siria e Irak. A pesar de que muchos consideran que la represión de los kurdos ha aumentado bajo el gobierno de Erdoğan, también es cierto que su administración ha hecho más que cualquier otro gobierno en la Turquía moderna para buscar una resolución pacífica al conflicto.

El llamamiento de Öcalan para que sus seguidores depongan las armas ha generado reacciones diversas y se ha convertido en uno de los desarrollos políticos clave de principios de 2025. Aunque las negociaciones entre Öcalan y las autoridades turcas han estado en curso desde al menos octubre de 2024, el hecho de que haya realizado una declaración pública es un evento de gran importancia histórica.

A pesar de la relevancia de su mensaje, persiste la incertidumbre sobre su impacto real en la situación. El PKK no es una entidad monolítica y el movimiento kurdo está fragmentado en diversas organizaciones y países. Aunque Öcalan sigue siendo una figura simbólica, su control sobre los grupos armados es limitado. Los líderes operativos del PKK, que permanecen libres, se encuentran en las montañas de Qandil, y hasta ahora no han respondido al llamado de Öcalan. En el Kurdistán iraquí, el gobierno oficial, representado por el clan Barzani, ha apoyado la iniciativa de Öcalan, pero su influencia sobre el PKK es mínima.

En conclusión, aunque el llamamiento de Öcalan crea una oportunidad única para un acuerdo pacífico, la fragmentación del movimiento kurdo y la falta de respuesta de los grupos armados limitan las posibilidades de un cambio inmediato en el conflicto. La cuestión kurda, junto con el conflicto más amplio en Oriente Medio, sigue siendo uno de los desafíos fundamentales de la región.

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