Europa se arma: 800.000 millones para modernizar sus fuerzas tras la invasión de Ucrania

In Internacional
marzo 06, 2025

Desde 2017, España ha participado activamente en la misión de la OTAN en Letonia, enviando seis carros de combate Leopard y 300 militares con el objetivo de disuadir a Rusia. Sin embargo, este despliegue evidenció una preocupante carencia en las capacidades de mantenimiento del Ejército español. La falta de repuestos obligó a priorizar el uso de ciertos vehículos, como denunció el entonces Jefe de Estado Mayor de la Defensa, Fernando Alejandre, en el Congreso de los Diputados.

A lo largo de los años, los altos mandos del Ejército han expresado su preocupación por la insuficiencia de recursos para modernizar y adaptar las Fuerzas Armadas a las nuevas realidades bélicas. La opinión pública, en general, ha mostrado escaso interés en este tema, dado que España es una sociedad con un fuerte componente pacifista. De un rechazo mayoritario a la OTAN, la percepción del Ejército ha evolucionado hacia su consideración como un instrumento para misiones de paz y rescate, más que como un medio de disuasión militar. En este contexto, la sensación de seguridad en Europa se ha sustentado en la alianza con Estados Unidos, mientras que países como Reino Unido, Francia, Italia y Alemania han continuado invirtiendo en tecnología militar avanzada, como los aviones F-35 y el sistema de combate FCAS, sin una urgencia evidente.

No obstante, la invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022 cambió radicalmente esta percepción. Países tradicionalmente neutrales, como Finlandia y Suecia, han reconsiderado su postura y han iniciado procesos para unirse a la OTAN. Alemania, que había mostrado reticencias a un mayor militarismo, ha dado un giro de 180 grados, comenzando a enviar armas a Ucrania y anunciando un plan de 100.000 millones de euros para renovar sus fuerzas armadas. Este cambio de enfoque ha sido impulsado también por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca, cuya falta de fiabilidad como aliado ha acelerado la necesidad de que Europa asuma un papel más activo en su propia defensa.

Un nuevo enfoque en el gasto militar

En este nuevo contexto, la Unión Europea ha anunciado un ambicioso plan de financiación que comenzará con 150.000 millones de euros y podría alcanzar los 800.000 millones en la próxima década. Este plan representa un rearme significativo en el continente europeo, con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, enfatizando la necesidad de que Europa esté preparada para aumentar su gasto en defensa, tanto para apoyar a Ucrania como para asumir una mayor responsabilidad en la seguridad del continente a largo plazo.

Sin embargo, este aumento del gasto plantea interrogantes sobre la viabilidad de cumplir con las exigencias de la OTAN, que establece un objetivo del 2% del PIB para el gasto en defensa. En el caso de España, esto podría significar un incremento de más de 32.000 millones de euros en 2025, una cifra considerable que podría aumentar aún más si se considera la posibilidad de alcanzar el 3% o incluso el 5% del PIB. Además, es importante señalar que muchas de estas inversiones en defensa no se reflejan directamente en los presupuestos, ya que a menudo se financian a través de deudas o se incluyen en partidas de otros ministerios, lo que dificulta su visibilidad.

A pesar de la creciente necesidad de aumentar el gasto en defensa, el debate social y político en España sigue siendo escaso. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, quien en el pasado llegó a proponer la eliminación del Ministerio de Defensa, ahora apoya el incremento del gasto, aunque no ha ofrecido una explicación clara sobre la postura de España ante esta nueva carrera armamentística. Las propuestas incluyen la emisión de eurobonos y el uso de fondos existentes, como los de Next Generation, pero la cuestión de si será necesario aumentar impuestos o recortar el gasto público sigue sin resolverse.

El aumento del gasto en armamento plantea también la pregunta de si más armas realmente conducen a una mayor seguridad. Algunos expertos advierten que la acumulación de armamento puede llevar a un uso más frecuente de la fuerza, como se evidenció en la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que contaba con un ejército potente y experimentado. La carrera armamentística en Europa, tanto dentro como fuera de la OTAN, es vista por algunos analistas como una dinámica peligrosa que podría conducir a nuevas crisis y conflictos.

El dinero destinado a la defensa no solo se destinará a Ucrania, sino que también se espera que se invierta en la creación de una industria militar conjunta en Europa. Con 27 ejércitos diferentes y una variedad de sistemas de armamento, la necesidad de un enfoque unificado se vuelve evidente. La propuesta de la UE busca establecer un mecanismo de financiación común para desarrollar armamentos compatibles entre los países miembros, lo que podría facilitar una defensa más efectiva y coordinada.

En resumen, la situación actual en Europa exige una reevaluación de las prioridades en materia de defensa, con un enfoque en la cooperación y la creación de capacidades conjuntas que puedan garantizar la seguridad del continente sin caer en una espiral de militarización que podría resultar contraproducente.

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