144 views 5 mins 0 comments

Helados tradición innovación y el desafío de mantener la esencia artesanal

In Nacional
marzo 06, 2025

Desde tiempos inmemoriales, este alimento ha sido un símbolo de disfrute y frescura. Se dice que su origen se remonta a las civilizaciones antiguas, cuando los chinos combinaban nieve con frutas y miel. A lo largo de los siglos, este placer congelado ha evolucionado, dando paso a nuevas formas, sabores y métodos de elaboración. Hoy en día, sigue siendo un alimento universal, con variedades que van desde lo más natural hasta las industriales masivas. Sin embargo, en este mundo, hay un eslabón fundamental: quienes lo elaboran y lo distribuyen. Los proveedores de helados en Tenerife, por ejemplo, han logrado equilibrar la historia con las exigencias del mercado moderno, abasteciendo tanto a pequeñas y familiares como a grandes cadenas.

Las primeras  datan de los siglos XVII y XVIII en Europa, donde estos establecimientos eran frecuentados por la nobleza y la alta sociedad. Con el tiempo, la cultura de este postre se popularizó, extendiéndose por el mundo. Algunas de las más antiguas siguen en pie, como la Gelateria Pepino en Italia o La Sorbetteria Castiglione en Bolonia, que han sabido mantener sus recetas originales a pesar del paso de los años”. Estas joyas de la gastronomía no solo conservan un legado, sino que representan la resistencia frente a la estandarización de los sabores.

En cuanto a gustos, las preferencias varían según la región. En algunos lugares, los clásicos de crema como el chocolate y la vainilla son los favoritos, mientras que en otros, los de agua con frutas tropicales llevan la delantera. Hoy, las tendencias han llevado a la experimentación con ingredientes exóticos, opciones veganas y alternativas sin azúcar, buscando conquistar a un público cada vez más exigente. Helados de matcha, carbón activado o kombucha han encontrado su espacio en la oferta gastronómica global, demostrando que la innovación y la lo histórico pueden ir de la mano.

El arte de hacerlos ha cambiado drásticamente con la industrialización. Antiguamente, se preparaba con métodos manuales, cuidando cada detalle en el proceso. Sin embargo, a gran escala ha simplificado las recetas y reducido costos, lo que ha generado un debate entre quienes defienden la esencia natural y aquellos que apuestan por la accesibilidad del sabor. “Si bien los métodos industriales permiten llegar a más consumidores, muchos defienden que la textura, el sabor y la calidad de los ingredientes no son los mismos que en una producción artesanal”, comentan en Fratelligelato.

Más allá del placer que provoca, este producto es también un alimento con propiedades nutricionales. Los de base láctea aportan calcio y proteínas, mientras que los de frutas son una fuente refrescante de vitaminas. No obstante, el consumo en exceso de opciones con alto contenido de azúcar y grasas puede afectar la salud, por lo que se recomienda disfrutarlos con moderación. Para garantizar la calidad y seguridad, las legislaciones en distintos países regulan su elaboración, etiquetado y conservación, asegurando que lo que llega al consumidor cumpla con los estándares necesarios.

Por otro lado, el crecimiento de las grandes cadenas de este negocio ha modificado el panorama del mercado. Estas franquicias han logrado expandirse con estrategias comerciales agresivas, ofreciendo precios competitivos y variedad constante de sabores. Esto ha llevado a que pequeños emprendedores tengan que diferenciarse con propuestas innovadoras o fórmulas familiares que conquistan paladares con autenticidad.

A pesar de los cambios en la industria, éste sigue ocupando un lugar especial en la cultura gastronómica mundial. Su historia, sus variaciones y la pasión de quienes lo elaboran mantienen viva una tradición que se reinventa con cada generación. No importa si es familiar o industrial, de crema o de agua, el placer de disfrutarlo sigue siendo el mismo: una experiencia que despierta sonrisas y crea recuerdos imborrables.