Un análisis realizado por investigadores de la Universidad de Cambridge ha revelado que un compromiso voluntario asumido por organizaciones de caza del Reino Unido en 2020 para reemplazar la munición de plomo por alternativas no tóxicas para el año 2025 ha fracasado. A pesar de las buenas intenciones expresadas en este acuerdo, los resultados indican que el cambio hacia municiones más seguras no está ocurriendo con la rapidez necesaria.
El estudio, que ha sido publicado en la revista Conservation Evidence, muestra que de 171 faisanes analizados, el 99% habían sido abatidos con munición de plomo, lo que pone de relieve la ineficacia de la transición voluntaria planteada por las principales organizaciones de caza del país. Este compromiso se había establecido con el objetivo de proteger la fauna silvestre y el medio ambiente, además de asegurar un mercado para productos alimenticios de caza más saludables.
Impacto en la salud y el medio ambiente
El consumo de carne de caza abatida con munición de plomo expone a las personas a niveles adicionales de plomo en su dieta. Este metal es tóxico, incluso en concentraciones mínimas, y sus efectos son especialmente perjudiciales para el desarrollo del sistema nervioso en niños y fetos. Por esta razón, muchas agencias de seguridad alimentaria han aconsejado a niños pequeños y mujeres embarazadas que eviten o minimicen el consumo de carne de caza proveniente de animales cazados con munición de plomo.
Además del riesgo para la salud humana, el uso de munición de plomo también tiene un impacto devastador en la avifauna del Reino Unido, donde se estima que decenas de miles de aves mueren anualmente por envenenamiento a causa de la munición desechada. A pesar de los esfuerzos por parte de algunas organizaciones de caza para cambiar a municiones no tóxicas, la resistencia al cambio es notable. Según el profesor Rhys Green, autor principal del estudio, muchos en la comunidad de cazadores esperaban que el compromiso voluntario evitara la necesidad de regulaciones, pero el fracaso de este enfoque ha quedado claro.
El estudio también destaca la presión que ejercen los minoristas. Por ejemplo, Waitrose, una cadena de supermercados británica, había prometido dejar de vender carne de caza abatida con plomo, pero ha tenido que enfrentarse a proveedores que no cumplen con sus compromisos. En consecuencia, entre 2021 y 2023, Waitrose no vendió faisanes listos para cocinar, lo que demuestra las dificultades del mercado para adaptarse a las expectativas de los consumidores más conscientes de la salud.
El fracaso de esta transición voluntaria ha llevado a un llamado por parte de expertos y autoridades a la implementación de regulaciones más estrictas. Un informe reciente de la Health & Safety Executive del Reino Unido ha recomendado prohibir el uso de munición de plomo debido a los riesgos que representa para la salud pública y el medio ambiente. Esta recomendación está actualmente en revisión por los ministros de medio ambiente británicos, con una respuesta esperada en marzo de 2025.
En un contexto donde el cambio climático y la protección del medio ambiente son temas centrales, la inacción en torno a la prohibición del plomo en la caza representa un desafío significativo. La resistencia de algunos sectores a adoptar prácticas más seguras refleja una necesidad urgente de un cambio de mentalidad, similar a lo que ha ocurrido en otras áreas de la sociedad, como el uso de cinturones de seguridad o la prohibición de fumar en espacios públicos.
