
Más de mil personas han perdido la vida en Siria en un periodo de tres días, según un informe del Observatorio Sirio de Derechos Humanos. La cifra total de muertos asciende a 1.018, de los cuales 745 son civiles pertenecientes a la minoría alauita. Estos trágicos acontecimientos se han producido en las provincias costeras del oeste del país, donde se han registrado intensos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad de la nueva administración de Damasco y grupos leales al derrocado presidente Bachar al Asad.
Masacres sectarias en Siria
El Observatorio ha calificado estos incidentes como «masacres sectarias», destacando que los civiles fueron «asesinados a sangre fría». La comunidad alauita, que profesa una rama del islam chií, ha sido históricamente leal a la familia de Al Asad, lo que añade una capa de complejidad a la situación actual en el país. Este conflicto no solo refleja la lucha por el poder en Siria, sino que también pone de manifiesto las tensiones sectarias que han marcado la historia reciente del país.
La situación en Siria continúa siendo crítica, con un contexto de violencia que parece no tener fin. La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de estos acontecimientos, que reavivan los temores sobre la estabilidad en la región y el futuro de los derechos humanos en un país que ha sufrido años de guerra civil y represión.