
La figura del científico suele estar asociada a adjetivos como autoritario, responsable e inteligente, pero raramente se le atribuye el de «divertido». Sin embargo, un reciente estudio publicado en el Journal of Science Communication sugiere que el uso del humor, especialmente en el contexto de la inteligencia artificial, puede mejorar tanto la simpatía hacia los científicos como la credibilidad de la información científica que transmiten.
Desde hace tiempo, los políticos han comprendido que una broma bien colocada es un recurso valioso para captar la atención del público y generar confianza. En cambio, los científicos suelen ser más reacios a incorporar el humor en su comunicación, temiendo que un enfoque desenfadado les haga parecer menos autoritarios y, por ende, que sus hallazgos científicos pierdan credibilidad.
El poder del humor en la comunicación científica
El estudio liderado por Alexandra Lynn Frank, estudiante de doctorado en el Grady College of Mass Communication de la Universidad de Georgia, ha encontrado que el humor puede tener un impacto positivo en la percepción de los comunicadores científicos y en la legitimidad del mensaje. A través de una investigación centrada en contenido relacionado con la inteligencia artificial, se analizaron publicaciones humorísticas en redes sociales, concretamente en Twitter/X, a partir de caricaturas de un científico ficticio, el Dr. Jamie Devon.
La investigación identificó tres tipos de humor: la sátira, el antropomorfismo y una combinación de ambos. Para llevar a cabo el estudio, se realizó una encuesta en línea con un experimento embebido, en el que participaron 2,212 personas seleccionadas mediante muestreo por cuotas, alineadas con los datos del censo estadounidense.
Los participantes visualizaron una de ocho versiones de una conversación ficticia de Twitter/X iniciada por el Dr. Devon, que incluía una caricatura sobre inteligencia artificial. Las condiciones variaban en términos de humor: sin humor (control), antropomorfismo, sátira y una combinación de ambos. Tras la visualización, los participantes evaluaron cuán divertido encontraron el contenido, cuán simpático consideraron al científico y la legitimidad del contenido como forma de comunicación científica.
La investigación concluyó que el humor puede facilitar los esfuerzos de comunicación de los científicos, siempre y cuando se perciba como efectivo y genuinamente divertido. Sin embargo, es crucial que el humor no se convierta en sarcasmo o en un ataque agresivo, ya que esto podría socavar la credibilidad del comunicador. Frank señala que «cuando se utiliza de manera responsable, el humor es una herramienta poderosa que puede humanizar a los científicos y crear conexiones significativas con el público en las redes sociales».
Este enfoque no solo fomenta una buena voluntad, sino que también tiene el potencial de desmentir desinformación de forma amigable. Además, el humor puede despertar la curiosidad, motivando a las personas a buscar más información sobre temas científicos relevantes.