
El despido de cientos de empleados de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) en Estados Unidos ha despertado una oleada de críticas por parte de científicos y expertos en climatología. Este movimiento, que se inscribe dentro de una serie de recortes impulsados por la administración de Donald Trump, pone en riesgo la investigación climática y la seguridad pública, según advierten numerosos especialistas del sector.
Tom Di Liberto, un científico del clima que había cumplido su sueño de trabajar en la NOAA, fue uno de los empleados afectados por esta drástica medida. Tras más de una década como contratista, había conseguido un puesto a tiempo completo, pero fue despedido a tan solo unos días de alcanzar un aniversario laboral que le habría proporcionado mayor estabilidad. «Es devastador recibir un correo frío y seco que te informa que tus habilidades ya no son necesarias», declaró Di Liberto, quien había estado trabajando en el ciclo de El Niño y La Niña.
Impacto de los recortes
La NOAA, que cuenta con aproximadamente 12,000 empleados, ha visto cómo cerca de 700 de sus trabajadores han sido despedidos en esta purga, con cifras que podrían alcanzar el 20% del personal total si se consideran las renuncias y despidos adicionales. Los recortes han afectado a equipos clave, como el de pronóstico por satélite, lo que podría retrasar las evacuaciones en situaciones de desastre natural, poniendo en riesgo vidas humanas y bienes materiales.
Este drástico ajuste se enmarca en el llamado «Proyecto 2025», un plan conservador que busca desmantelar la NOAA y privatizar el Servicio Nacional de Meteorología (NWS). Según el congresista demócrata Jamie Raskin, «elementos significativos del Proyecto 2025 ya se han implementado, a pesar de que Trump ha negado cualquier conocimiento sobre el mismo». Las implicaciones de estos recortes son profundas, no solo para la comunidad científica, sino también para la gestión de recursos naturales y la economía de las comunidades costeras que dependen de la pesca y la conservación marina.
La pérdida de personal en la NOAA compromete su función como agencia líder en la monitorización del clima global. Su labor es fundamental para la recopilación de datos sobre los ecosistemas marinos y la gestión de las pesquerías, lo que podría resultar en un impacto económico severo para las comunidades costeras. «Si no están allí para realizar su trabajo, estas pesquerías pueden no abrir este año», advirtió Gib Brogan, experto en pesquerías de la organización Oceana.
En el contexto de la creciente preocupación por el cambio climático, los recortes en la NOAA representan un paso atrás en la lucha por la sostenibilidad y la preservación del medio ambiente. A medida que se agudiza la incertidumbre sobre el futuro del clima, la comunidad científica se enfrenta al desafío de salvaguardar los datos vitales que la NOAA ha recopilado a lo largo de los años, con investigadores de todo el mundo apresurándose a descargar conjuntos de datos cruciales antes de que sea demasiado tarde.