El movimiento feminista atraviesa un periodo complejo, marcado por un resurgimiento de narrativas que cuestionan los avances en la igualdad de género y que, en algunos casos, colocan a los hombres en una posición de antagonismo. Las voces que abogan por una supuesta «amenaza» que el feminismo representa para los hombres están ganando visibilidad en el discurso público, impulsadas por ciertos partidos políticos que han puesto el anti-feminismo en el centro de su agenda.
En este contexto, es fundamental abordar tres puntos clave que pueden ayudar a reconducir la conversación hacia un enfoque más constructivo y equitativo.
1. Desmantelar la narrativa del ‘retroceso’
Es esencial contrarrestar la idea de que la misoginia y el rechazo al feminismo son la norma. De acuerdo con una encuesta realizada en 2024, solo un 16% de los hombres jóvenes en el Reino Unido (entre 16 y 29 años) consideran que el feminismo ha causado más daño que beneficio, mientras que un 36% opina que ha beneficiado al mundo. Este dato sugiere que la mayoría de los jóvenes apoya los derechos de las mujeres.
La percepción social juega un rol importante en la formación de opiniones. Por ello, es crucial desafiar la noción de que figuras como el influencer autodenominado «misógino» Andrew Tate representan una mayoría. Este tipo de narrativas no solo son engañosas, sino que también tienen motivaciones políticas y económicas detrás, ya que generan un clicbait que alimenta la polarización y el rechazo hacia el feminismo.
2. Reconocer las inquietudes masculinas
Por otro lado, es innegable que un segmento considerable de hombres jóvenes se siente frustrado y desilusionado. Un sondeo reciente indica que una cuarta parte apoya a figuras como Tate, aunque esto no necesariamente se debe a su misoginia, sino a su retórica sobre la masculinidad. Esto evidencia un problema más amplio: la falta de un espacio para que los hombres se expresen en el marco de las conversaciones sobre igualdad y diversidad.
Mientras que las campañas han promovido la liberación de las mujeres de roles tradicionales, poco se ha hecho para ayudar a los hombres a explorar identidades que trasciendan los estereotipos de la masculinidad. Es fundamental crear un entorno donde las masculinidades compasivas sean valoradas, permitiendo a los hombres adoptar roles como el cuidado y la apertura emocional sin temor al estigma.
Para avanzar hacia una igualdad real, es necesario fomentar un diálogo que incluya las inquietudes de ambos géneros, reconociendo que la lucha por la igualdad beneficia a toda la sociedad.
A medida que el feminismo enfrenta nuevos desafíos, es vital recordar que el objetivo último es un mundo donde tanto hombres como mujeres puedan prosperar. La solución a las tensiones actuales no radica en dividir, sino en unir fuerzas para construir un futuro más justo y equitativo.
