En un reciente evento celebrado en Houston, el secretario de Energía de Estados Unidos, Chris Wright, criticó abiertamente las políticas climáticas de la administración Biden, prometiendo un respaldo firme a la producción de gas natural. Durante su intervención en la conferencia CERAWeek organizada por S&P Global, Wright denunció lo que consideró como políticas «irracionales y cuasi-religiosas» que, según él, imponen sacrificios innecesarios a los ciudadanos estadounidenses.
El secretario de Energía destacó que el gas natural es responsable de alrededor del 43% de la producción eléctrica en Estados Unidos, subrayando que «no hay forma física de que la energía eólica, solar y las baterías puedan reemplazar los innumerables usos del gas natural». Esta afirmación refleja una visión pragmática sobre las necesidades energéticas actuales del país, en contraposición a la tendencia creciente de algunas administraciones de priorizar fuentes de energía renovable sin considerar las implicaciones económicas y sociales.
La visión del cambio climático
Wright rechazó las acusaciones de ser un negador del cambio climático, argumentando que no existe una «crisis climática» y que las emisiones de dióxido de carbono no deben ser consideradas contaminantes. Su postura se alinea con una interpretación más amplia del fenómeno climático, que lo ve como una consecuencia del desarrollo industrial y no como un problema a ser combatido con severas restricciones económicas. En este sentido, el secretario afirmó que la administración Trump adoptará un enfoque que reconozca el cambio climático como un «fenómeno físico global» derivado del proceso de modernización del mundo.
En un contexto donde muchas voces abogan por una transición energética radical, Wright planteó que las políticas de Biden son «destructivas desde el punto de vista económico» para las empresas y polarizadoras en el ámbito político. Sus declaraciones reflejan un deseo de reindustrializar Estados Unidos mediante el fomento de la producción energética, en lugar de comprometerse a una transición que, a su juicio, podría ser perjudicial para la economía estadounidense.
Además, el secretario de Energía se refirió a la reciente orden ejecutiva de Trump, que eliminó el desarrollo de energía eólica en aguas costeras de EE. UU., argumentando que esta fuente de energía presenta costos prohibitivos y un gran impacto en las comunidades locales. Esta crítica a la energía eólica destaca una preocupación por la viabilidad económica y la aceptación social de proyectos renovables, aspectos que a menudo se pasan por alto en el discurso dominante sobre el cambio climático.
A pesar de su postura crítica hacia la energía eólica, Wright afirmó que la administración está abierta a la expansión del uso solar y a explorar el almacenamiento de baterías como parte de su visión para un sistema energético más diversificado y accesible. Sin embargo, enfatizó que la energía eólica ha demostrado ser particularmente problemática en términos de costos, lo que podría limitar su desarrollo futuro.
