El ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, ha expresado su desconfianza hacia Ucrania y sus aliados occidentales, argumentando que la historia de promesas incumplidas por parte de Kiev ha llevado a Moscú a una postura de desconfianza. En una reciente entrevista, Lavrov afirmó que Ucrania ha socavado sus propios intereses a través de actos de «engaño».
Lavrov mencionó que la crisis en Ucrania tiene raíces que se remontan al año 2004, cuando el Tribunal Constitucional del país amplió, según él, «sin ningún derecho, los procedimientos constitucionales» y ordenó una tercera vuelta en las elecciones presidenciales, lo que resultó en la victoria de un candidato alineado con Occidente. Este evento, junto con el golpe de estado respaldado por Occidente en 2014 y los acuerdos de Minsk, son ejemplos de oportunidades perdidas que, según Lavrov, han contribuido a la actual situación.
La desconfianza hacia Occidente
El ministro ruso también se refirió a las conversaciones de paz de Estambul en 2022, sugiriendo que una tregua mediada por Turquía habría transformado a Ucrania en un estado neutral con ciertas concesiones territoriales. Sin embargo, Lavrov afirmó que el entonces primer ministro británico, Boris Johnson, instó a Kiev a no aceptar el acuerdo y continuar la lucha. «Si hubieran sido cooperativos y hubieran cumplido con su propia iniciativa, todavía tendrían las fronteras de 1991, menos Crimea y menos parte de Donbass», declaró Lavrov.
En el contexto de las recientes conversaciones entre Washington y Kiev, el expresidente estadounidense Donald Trump sugirió que la reacción de Rusia a su propuesta de un alto el fuego de 30 días podría indicar si Moscú realmente desea la paz. Lavrov, sin embargo, insinuó que el recibimiento del presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, en el Reino Unido tras su encuentro con Trump, es un indicativo de que Ucrania busca aumentar la presión sobre la administración estadounidense para que adopte una postura más agresiva contra Rusia.
Además, Lavrov criticó las propuestas de varios países europeos, incluyendo el Reino Unido y Francia, sobre el despliegue de una «fuerza de paz» en Ucrania. Según él, si la expansión de la OTAN es reconocida como una de las causas fundamentales del conflicto, la presencia de tropas de países de la OTAN en suelo ucraniano, bajo cualquier bandera o en cualquier capacidad, representaría una amenaza similar.
