Un estudio reciente revela que la nostalgia puede estar relacionada con la capacidad de mantener amistades cercanas en etapas de la vida. La investigación, que examina a casi 1.500 individuos en Estados Unidos y Europa, ha sido publicada en la revista Cognition and Emotion y sugiere que las personas propensas a la nostalgia no solo tienen un mayor número de amigos cercanos, sino que también se esfuerzan más en mantener estas relaciones.
Nostalgia y salud emocional
Los investigadores de la Universidad de Buffalo, en EE. UU., y la Universidad de Kioto, en Japón, destacan que mantener relaciones estrechas es esencial para la salud y el bienestar. Estudios previos ya habían indicado que las personas con amigos y confidentes son más felices y tienen menos probabilidades de sufrir depresión, además de contar con un apoyo valioso en momentos difíciles. Sin embargo, el fenómeno de la reducción de las redes sociales a medida que envejecemos plantea un reto importante.
En el primer experimento del estudio, se encuestó a estudiantes universitarios en EE. UU. sobre su nivel de nostalgia y sus amistades. Las preguntas se centraron en la importancia que otorgaban a revivir experiencias nostálgicas, su motivación para hacer nuevos amigos y mantener los existentes, así como el número de personas en su círculo social. Los resultados mostraron que los estudiantes, de una media de 19 años, tenían un promedio de siete amigos muy cercanos, así como 21 personas importantes en sus vidas. Aquellos que mostraron mayores niveles de nostalgia también valoraban más el mantenimiento de sus amistades.
El segundo experimento abordó una muestra de adultos no estudiantes en EE. UU., quienes, a diferencia de los jóvenes, tenían redes sociales más reducidas, con una media de cinco amigos muy cercanos y 14 personas importantes. Al igual que en el grupo de estudiantes, los participantes nostálgicos se esforzaron más en mantener relaciones fuertes, independientemente de otros rasgos de personalidad como la extraversión.
El tercer experimento utilizó datos de una encuesta a largo plazo realizada en los Países Bajos, que mostró que los participantes se volvían más nostálgicos a medida que envejecían. Entre 2013 y 2019, el nivel de nostalgia promedio pasó de 3,95 a 4,21 en una escala de siete. Aquellos con altos niveles de nostalgia mantuvieron un número constante de lazos sociales significativos, mientras que los que tenían bajos niveles de nostalgia experimentaron una disminución del 18% en sus relaciones cercanas.
Estos hallazgos sugieren que recordar momentos felices con otros puede reforzar la conciencia sobre la importancia de mantener relaciones, motivando a las personas a cuidarlas. Como explica Kuan-Ju Huang, investigador y estudiante de doctorado en la Universidad de Kioto, «las personas que sienten nostalgia con más frecuencia y valoran esos recuerdos son más conscientes de sus relaciones importantes y la necesidad de nutrirlas».
El estudio presenta limitaciones, como no distinguir entre amigos, familiares y parejas románticas al medir el tamaño del círculo social, y se limita a dos países. Sin embargo, Huang también señala que la nostalgia puede surgir en diferentes etapas de la vida por distintas razones: los adultos jóvenes pueden rememorar momentos de la escuela secundaria, mientras que los mayores pueden hacerlo en conexión con la pérdida y la percepción de un futuro limitado.
