
En los últimos años, el uso de la abaya, una prenda tradicional y suelta que simboliza la modestia y la dignidad, ha aumentado entre las mujeres en los mercados árabes durante el mes de Ramadán. Esta prenda, que ha sido reinterpretada por diseñadores contemporáneos, se ha convertido en un emblema del mes de ayuno, combinando elementos de elegancia con el respeto por la atmósfera devocional que caracteriza a esta celebración.
La abaya, conocida en diferentes países árabes con nombres como Jalaba, Jalabiya, Omani y Qaftan, es una vestimenta sencilla y holgada, frecuentemente de color negro, que se utiliza en la Península Arábiga, el Medio Oriente y el norte de África. Su diseño es adecuado para el clima caluroso del desierto, lo que ha contribuido a su popularidad a lo largo de los siglos.
Se cree que la abaya tiene una historia que se remonta a aproximadamente 4.000 años en las civilizaciones mesopotámicas, aunque algunos historiadores apuntan a sus raíces islámicas, vinculadas a conceptos religiosos y sociales de modestia y respeto hacia el propio cuerpo. El Corán promueve el uso de ropa suelta, recomendando a las mujeres musulmanas el jilbab, que tiene un diseño similar a la abaya.
Las primeras mujeres de clase alta, que eran nómadas en Arabia Saudita, adoptaron la abaya en el desierto, complementándola con pañuelos para cubrirse la cabeza y el rostro, caracterizados por bordes dorados. Con el tiempo, la abaya se integró en la cultura de los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), donde se considera un «elemento de patrimonio cultural y religioso».
En años recientes, la abaya ha evolucionado en el mundo de la moda, encontrando su lugar en las colecciones de casas de diseño internacionales, especialmente desde los años 90 y principios de los 2000. De su simplicidad y colores oscuros, ha pasado a presentarse en tonalidades vibrantes y una variedad de tejidos como terciopelo, encaje, satén y seda, incorporando adornos, piedras decorativas y cortes modernos. Sin embargo, a pesar de estas transformaciones, mantiene su forma tradicional, con cada país árabe aportando su propio estilo.
En los Emiratos Árabes Unidos, por ejemplo, las mujeres suelen optar por abayas bordadas, que requieren habilidades meticulosas en la decoración con cuentas y piedras brillantes. En Arabia Saudita, la abaya a menudo se convierte en una expresión de riqueza, ya que las mujeres de la sociedad buscan mostrar su estatus a través de telas lujosas y diseños exclusivos.
Durante el mes de Ramadán, la abaya ha adquirido una connotación especial, convirtiéndose en un atributo tradicional que combina la elegancia con el respeto hacia la devoción de este período. Su uso se ha extendido entre las mujeres árabes, orientales y africanas, entrelazándose con su identidad cultural. Colores llamativos y poco convencionales, como el rojo, rosa, verde y amarillo, se han vuelto comunes, así como nuevos elementos decorativos como plumas, que han atraído a las mujeres jóvenes. La pregunta que surge es si la abaya podrá continuar simbolizando valores tradicionales a pesar de su modernización y expansión, y si veremos pronto una versión «híbrida» que se aleje de la abaya original.