La guerra comercial global: oportunidades y riesgos para la economía del Medio Oriente

In Economía
marzo 14, 2025

La guerra comercial global, impulsada por el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, continúa generando incertidumbre en las economías de América del Norte, la Unión Europea y China. Mientras estas naciones enfrentan una serie de aranceles que afectan sus mercados y perspectivas de crecimiento, la región de Oriente Medio se encuentra en una posición en la que, aunque se han visto menos afectadas por estas medidas, todavía existen motivos de preocupación y oportunidades que podrían aprovecharse.

Los aranceles directos, como los impuestos estadounidenses sobre las importaciones de acero y aluminio, tienen un impacto mínimo en el Medio Oriente, según los economistas. La región del Golfo, liderada por los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, representó aproximadamente el 16% de las importaciones de aluminio de EE. UU. en 2024. No obstante, la preocupación principal radica en cómo la guerra comercial puede influir en la demanda de petróleo, un recurso clave para la economía de la región, y en las fluctuaciones de las divisas que están vinculadas al dólar estadounidense.

Desafíos y oportunidades en el mercado del petróleo

La reciente debilidad del dólar ha encarecido las importaciones para los países que mantienen su moneda vinculada a él, como Arabia Saudita, los EAU, Qatar, Omán y Bahréin. Sin embargo, un dólar más fuerte podría inicialmente beneficiar a los países exportadores de petróleo, ya que el crudo se comercia en esta divisa. A pesar de esto, la desaceleración de la demanda de petróleo debido a la reducción del comercio global podría representar una amenaza significativa para la región.

Aunque el precio del petróleo ha sido volátil desde el shock de precios en 2014, muchos países de la región han implementado reformas estructurales para diversificar sus economías y reducir la dependencia de los ingresos del petróleo. A pesar de estos esfuerzos, el petróleo sigue representando la mayor parte de sus ingresos. La necesidad de fortalecer la demanda interna se presenta como una estrategia clave para mitigar el impacto de futuras crisis externas.

En este contexto, los países más vulnerables, como Líbano, Jordania y Egipto, enfrentan mayores riesgos debido a sus niveles elevados de deuda externa. Jordania, en particular, se encuentra en una posición delicada debido a su alta dependencia de las exportaciones hacia EE. UU. A pesar de ello, su importancia estratégica podría ofrecerle cierto margen de maniobra en las negociaciones para mitigar los efectos de los aranceles.

Un cambio notable y positivo que podría surgir de esta guerra comercial es el impulso hacia nuevos corredores comerciales más eficientes en la región MENA. Se prevé que la creciente cooperación comercial entre los estados del Golfo y Asia, facilitada por iniciativas como la Franja y la Ruta de China, proporcione un crecimiento sostenido en los volúmenes comerciales. Esto no solo fortalecería los lazos económicos, sino que también podría crear nuevas oportunidades para el desarrollo regional.

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