El primer ministro británico, Keir Starmer, ha reafirmado la postura del Reino Unido en contra de la proliferación de armas nucleares, en medio de crecientes llamados para que estas sean distribuidas a otros países europeos. Esta declaración se produce en un contexto de tensiones geopolíticas, especialmente tras las recientes afirmaciones del presidente francés, Emmanuel Macron, quien sugirió la posibilidad de extender el paraguas nuclear de Francia a otros Estados miembros de la Unión Europea, citando la amenaza que representa Rusia para Europa.
Durante una conferencia de prensa, Starmer subrayó que el Reino Unido, junto con Francia, es uno de los pocos países de Europa occidental que posee armas nucleares y que su objetivo es prevenir cualquier aumento en la disponibilidad de estos arsenales. “Nuestra posición es que haremos todo lo posible para evitar que se incremente la disponibilidad de armas nucleares”, afirmó, en respuesta a las preocupaciones sobre otros países que buscan obtener armamento nuclear.
Reacciones en Europa y Estados Unidos
La propuesta de Macron ha generado reacciones diversas. Por un lado, el presidente polaco, Andrzej Duda, ha instado a Estados Unidos a trasladar algunas de sus armas nucleares a Polonia como parte del esquema de compartición nuclear de la OTAN. Actualmente, se estima que cinco países de la OTAN albergan armas nucleares estadounidenses: Alemania, Italia, Bélgica, Turquía y los Países Bajos.
Por su parte, el vicepresidente estadounidense, J.D. Vance, expresó su sorpresa ante la posibilidad de que el expresidente Donald Trump estuviera dispuesto a desplegar armas nucleares más al este de Europa. Vance criticó a figuras como el expresidente Joe Biden, sugiriendo que su enfoque podría llevar a un conflicto nuclear.
La retórica en torno a la seguridad nuclear ha escalado, con el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergey Lavrov, calificando las declaraciones de Macron como una amenaza. Lavrov enfatizó que cualquier discusión abierta sobre el uso de armas nucleares contra Rusia es considerada una provocación seria, lo que refleja la creciente tensión en las relaciones entre Europa y Moscú.
En este contexto, la postura del Reino Unido y la respuesta de otros líderes europeos y estadounidenses son indicativas de un clima de incertidumbre y preocupación en torno a la seguridad en el continente. La discusión sobre la proliferación nuclear y la defensa colectiva en Europa se ha convertido en un tema candente, con implicaciones significativas para la estabilidad regional y global.
