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New Zealand reconsidera sus ambiciosas normas de divulgación climática ante las quejas empresariales

In Sin categoría
marzo 17, 2025

Desde 2021, Nueva Zelanda ha asumido un papel de liderazgo en la exigencia de informes financieros relacionados con el clima por parte de grandes corporaciones. Esta iniciativa, impulsada por una ley histórica, obliga a aproximadamente 200 grandes instituciones financieras y empresas cotizadas a informar anualmente sobre sus acciones climáticas. Sin embargo, a tan solo cuatro años de esta implementación, el gobierno está considerando suavizar las regulaciones en respuesta a las quejas sobre los elevados costos de cumplimiento.

En un documento de discusión publicado por el Ministerio de Negocios, Innovación y Empleo, se expusieron preocupaciones sobre que las normativas actuales son prohibitivas en términos de costos y que fomentan una mentalidad de mera conformidad en lugar de potenciar la capacidad de las empresas para adaptarse al cambio climático. Una de las propuestas más relevantes es aumentar el umbral de informes, de modo que solo las empresas con un valor de mercado de 550 millones de dólares estadounidenses estén obligadas a reportar sus riesgos climáticos, en comparación con el umbral actual de 60 millones. Este cambio reduciría el número de empresas obligadas a informar a tan solo 54.

Lecciones sobre informes climáticos

A pesar de que el cumplimiento de las normas de informes climáticos tiene un costo asociado, los cambios propuestos podrían significar un retroceso en las capacidades adquiridas hasta la fecha. La reciente investigación revela que las empresas de Nueva Zelanda muestran un alto nivel de alineación (91%) con las recomendaciones de gobernanza del Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima, un marco que establece los estándares de informes climáticos en varios países.

A pesar de esta alineación, uno de los hallazgos críticos es que, aunque los marcos de gobernanza y gestión de riesgos están bien establecidos, la capacidad para establecer objetivos claros y basados en la ciencia, así como proporcionar datos climáticos cuantificables, sigue siendo un desafío. Solo el 55% de las empresas cumplen con las recomendaciones del grupo en términos de métricas y objetivos. Esta tendencia no es exclusiva de Nueva Zelanda, sino que también se observa en Australia y el Reino Unido.

Se identificaron dos factores que son fundamentales para mejorar las divulgaciones climáticas: la diversidad de género en los consejos de administración y la presencia de comités de sostenibilidad. Generalmente, las empresas con una mayor proporción de directoras femeninas demostraron una mejor alineación con las recomendaciones del grupo de trabajo. Aquellas que contaban con un tercio de mujeres en sus consejos tenían un 42% más de alineación. La cultura organizacional que permite a las mujeres prosperar y ocupar una masa crítica de directores femeninos está vinculada a una mayor sensibilidad hacia las preocupaciones ambientales y sociales, lo que se traduce en una mejor gobernanza climática.

Asimismo, las organizaciones con un comité de sostenibilidad dedicado mostraron una alineación significativamente mejor con las recomendaciones. Estos comités desempeñan un papel crucial en la promoción de acciones estratégicas frente al clima y en la integración de los riesgos relacionados con el clima en la planificación empresarial a largo plazo.

En el contexto actual de debate sobre el futuro del régimen de divulgación climática en Nueva Zelanda, es fundamental que la discusión no se centre en si se deben realizar divulgaciones, sino en cómo mejorar y mantener dichos informes. La evidencia de la investigación resalta la necesidad de una mejora continua en lugar de un retroceso regulatorio. Un marco bien estructurado de divulgaciones financieras relacionadas con el clima no solo cumple con la normativa, sino que también actúa como una herramienta estratégica para la gestión de riesgos, la confianza de los inversores y la resiliencia empresarial a largo plazo.

Debilitar las normas de divulgación podría socavar el liderazgo de Nueva Zelanda en este ámbito. Cualquier reforma que afloje estas reglas dificultará la evaluación de los riesgos climáticos por parte de inversionistas y otros interesados, lo que podría llevar a una disminución de la confianza inversora y a una mayor volatilidad financiera para las empresas, especialmente aquellas que operan en sectores de altas emisiones o con una exposición significativa a las consecuencias del cambio climático.

Por lo tanto, fortalecer, y no debilitar, los informes climáticos debe ser el camino a seguir. Nueva Zelanda necesita una estrategia efectiva que incluya el fortalecimiento de los mecanismos de apoyo para aliviar las cargas de cumplimiento y mantener los avances logrados. Capacitar a las empresas en el uso de métricas y objetivos para evaluar y gestionar los riesgos climáticos es un ámbito que requiere atención. La investigación ha encontrado que esta es una brecha crítica, vinculada a la complejidad técnica y la especialización necesaria para abordar estos problemas. En lugar de suavizar los umbrales de informes, sería preferible enfocar los esfuerzos en apoyar a las empresas, especialmente a las pequeñas y medianas, que enfrentan dificultades técnicas en el cumplimiento de los informes climáticos.

En conclusión, para que Nueva Zelanda mantenga su posición de liderazgo en la divulgación climática, debe resistir la tentación de diluir sus ambiciones originales. A medida que las regulaciones de sostenibilidad internacionales se endurecen y los inversores exigen mayor transparencia, las empresas neozelandesas deben mirar más allá del simple cumplimiento y considerar la divulgación climática como una estrategia empresarial fundamental que asegura la sostenibilidad a largo plazo, la estabilidad financiera y la competitividad global.

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