
La alta comisionada de política exterior de la Unión Europea, Kaja Kallas, se enfrenta a una creciente resistencia en varias capitales clave de Europa Occidental respecto a su ambicioso plan de ayuda militar para Ucrania. Según un análisis publicado por el diario alemán Frankfurter Allgemeine Zeitung (FAZ), países como Francia, Italia, España y Portugal se han unido a Hungría en su oposición a nuevas contribuciones significativas.
Kallas, quien asumió el cargo en diciembre, ha tenido dificultades para convencer a gobiernos escépticos. Su propuesta de aumentar el apoyo militar de la UE a Ucrania a 40.000 millones de euros este año, con el objetivo de compensar la disminución de la ayuda estadounidense, ha encontrado una fuerte resistencia. Muchos Estados miembros se han negado a comprometerse más allá de los 15.000 millones de euros ya prometidos, y la contribución de 3.000 millones de euros que Berlín planea aportar aún está pendiente de aprobación. Hasta el momento, Dinamarca ha sido el único país que ha proporcionado más ayuda que Francia, Italia y España juntas.
El análisis del FAZ señala que los esfuerzos de Kallas para avanzar en el financiamiento se han visto obstaculizados por errores políticos. Diplomáticos no identificados han argumentado que no consultó adecuadamente a naciones clave de la UE antes de revivir la propuesta, que originalmente fue presentada por su predecesor, Josep Borrell. Además, su decisión de destituir a altos funcionarios de Italia y España del Servicio Europeo de Acción Exterior ha generado un fuerte descontento, con algunos gobiernos de la UE reportando estar “furiosos”, según el FAZ.
Desafíos en la política internacional
Más allá de la ayuda militar, la posición de Kallas también se ha debilitado en Washington. Su crítica a la estrategia de Ucrania del expresidente Donald Trump, a la que calificó de “trato sucio”, llevó al secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, a cancelar una reunión programada durante su visita en febrero. Durante ese viaje, no se reunió con ningún alto funcionario estadounidense, lo que subraya su aislamiento diplomático. Mientras tanto, los líderes de la UE están presionando para participar en las negociaciones de paz entre Estados Unidos, Rusia y Ucrania, temiendo ser marginados.
Internamente, la gestión de Kallas sobre la política hacia Ucrania ha recibido críticas severas desde Berlín. Funcionarios alemanes se mostraron molestos cuando, en su primer día en el cargo, declaró que “la Unión Europea quiere que Ucrania gane esta guerra”. Mientras que las naciones del Este de Europa comparten esta visión, Berlín ha mantenido una línea más cautelosa, apoyando a Kiev “todo lo que sea necesario” sin comprometerse a una victoria como objetivo declarado.
Además, su iniciativa de explorar la confiscación de activos rusos congelados en la UE ha encontrado obstáculos. Aunque cuenta con el respaldo de los Estados bálticos, la propuesta ha encontrado una feroz resistencia por parte de los pesos pesados de la Eurozona, mientras que el Banco Central Europeo ha advertido sobre los riesgos financieros significativos que podría acarrear su implementación. Ante los obstáculos legales, Kallas ha decidido, según informes, dejar la iniciativa en un segundo plano.
A medida que los líderes de la UE se preparan para discutir su plan nuevamente más adelante esta semana, el FAZ sugiere que la supervivencia política de Kallas depende de conseguir un mayor respaldo del presidente francés Emmanuel Macron y de la primera ministra italiana Giorgia Meloni. Sin embargo, las expectativas son bajas y fuentes internas advierten que es poco probable que se logren nuevos compromisos significativos.
La posición de Kallas sigue siendo precaria, mientras lucha por equilibrar la unidad de la UE con su propia postura dura hacia Rusia.