
Barnard’s Star, una estrella enana roja y una de las más cercanas al sistema solar, ha revelado un fascinante descubrimiento: la existencia de cuatro pequeños planetas que orbitan a su alrededor. Aunque su luz tarda solo seis años en llegar a la Tierra, esta estrella es demasiado tenue para ser vista a simple vista. Este hallazgo ha sido posible gracias a la utilización de instrumentos de precisión en algunos de los telescopios más grandes del mundo, tanto en América como en Europa.
La diminuta Barnard’s Star, que se asemeja más a Júpiter que al Sol en términos de tamaño, es superada en proximidad solo por las tres estrellas que conforman el sistema Alpha Centauri. La detección de los nuevos planetas, sin embargo, no se ha realizado a través de observaciones directas, ya que son demasiado débiles. En su lugar, los astrónomos han utilizado el efecto gravitacional que estos planetas ejercen sobre la estrella, provocando un movimiento que se puede detectar mediante espectrógrafos de alta sensibilidad. Estos dispositivos permiten descomponer la luz de la estrella en sus componentes, lo que facilita la medición de su movimiento.
La tarea de encontrar planetas mediante este método implica un complejo proceso. Primero, se deben construir espectrógrafos altamente sensibles que sean instalados en telescopios lo suficientemente grandes como para captar la luz de la estrella. Luego, se realiza un seguimiento de la estrella durante meses o incluso años, calibrando cuidadosamente los datos obtenidos y teniendo en cuenta la actividad magnética de la estrella, que puede enmascarar las señales planetarias.
El proceso de descubrimiento
En 2024, un equipo liderado por Jonay González Hernández del Instituto Astrofísico de Canarias informó sobre cuatro años de observaciones de Barnard’s Star utilizando el espectrógrafo Espresso en el Telescopio Muy Grande del Observatorio Europeo del Sur en Chile. Aunque encontraron un planeta definitivo, también reportaron señales tentativas que indicaban la existencia de tres planetas más. Posteriormente, un equipo dirigido por Ritvik Basant de la Universidad de Chicago, en un estudio publicado en The Astrophysical Journal Letters, añadió tres años de monitoreo con el instrumento Maroon-X en el telescopio Gemini Norte. Su análisis confirmó la existencia de tres de los cuatro planetas, y al combinar los datos de ambos equipos se determinó que todos ellos son reales.
La existencia de estos planetas plantea interrogantes sobre su composición y características. Se estima que forman un sistema compacto, con períodos orbitales que oscilan entre dos y siete días terrestres. Es probable que todos tengan masas inferiores a la de la Tierra y sean planetas rocosos, expuestos a la radiación intensa de su estrella, lo que les impide sostener agua líquida y podría haber despojado a sus atmósferas de cualquier componente vital.
A pesar de los esfuerzos por detectar planetas en zonas habitables más alejadas, no se ha encontrado evidencia de tales cuerpos en este sistema. La orientación de los planetas en relación con la Tierra no permite que sean observados durante los tránsitos, lo que dificultaría aún más su estudio. Sin embargo, el descubrimiento de estos planetas en Barnard’s Star proporciona información valiosa sobre la formación planetaria. Se cree que se formaron a partir de un disco protoplanetario de material que giraba alrededor de la estrella en su juventud, donde partículas de polvo se unieron para dar lugar a rocas y, eventualmente, a planetas.
Los enanos rojos son el tipo de estrella más común en el universo, y la mayoría de ellos parecen tener planetas. Este hallazgo sugiere que podría haber una cantidad significativamente mayor de planetas en nuestra galaxia que estrellas. Aunque la mayoría de los planetas descubiertos hasta la fecha están situados cerca de sus estrellas, en zonas donde las condiciones podrían permitir la existencia de agua, esto se debe a que su proximidad facilita su detección.
La misión Plato de la Agencia Espacial Europea, programada para lanzarse en 2026, tiene como objetivo encontrar planetas más alejados de sus estrellas. Se espera que esta misión proporcione un mayor número de descubrimientos de planetas en zonas habitables y ayude a esclarecer si nuestro propio sistema solar, que carece de planetas cercanos, es una anomalía en el vasto universo.