La reciente retirada de la coalición de rebeldes de la Alianza Fleuve Congo (AFC) y el movimiento M23 de las conversaciones de paz mediadas por Angola ha puesto de relieve la compleja situación en la República Democrática del Congo (RDC). A pesar de que ambos grupos afirman que su objetivo final es la paz, sostienen que los esfuerzos han sido obstaculizados por las ofensivas del gobierno.
Lawrence Kanyuka, portavoz del M23, ha enfatizado la necesidad de negociaciones directas con el gobierno de la RDC para abordar el conflicto que ha asolado la región oriental del país durante años. Según Kanyuka, las fuerzas gubernamentales han continuado atacando áreas pobladas, lo que ha provocado un desplazamiento masivo de la población civil.
El portavoz del M23 argumenta que el movimiento lucha por “liberar” al pueblo congoleño de la corrupción, la xenofobia y la mala gestión. En sus declaraciones, Kanyuka destacó la riqueza mineral del país, señalando que “tenemos tantos minerales y tanta riqueza bajo el suelo de la RDC y nuestra población no se beneficia de ello”.
Críticas a la intervención internacional
Kanyuka también criticó la intervención de potencias occidentales, sugiriendo que las decisiones se toman en oficinas lejanas mientras que los africanos, que viven en el continente, deberían tener el poder para resolver sus propios problemas. “Lo que queremos hoy es paz en la RDC”, subrayó.
La Unión Europea ha impuesto sanciones a cinco líderes rebeldes, incluido el presidente de la AFC, Bertrand Bisimwa, citando violaciones de derechos humanos. En respuesta, la coalición AFC, que incluye al M23, se retiró de una reunión planificada en Angola, acusando a la UE de intentar socavar los esfuerzos de paz en la RDC y de obstaculizar “las tan esperadas conversaciones”.
Por otro lado, Rwanda, que ha negado repetidamente cualquier implicación en la violencia en la RDC, ha criticado a Bélgica por instar a las naciones occidentales a imponer sanciones. Como resultado, Rwanda ha roto relaciones diplomáticas con Bruselas y ha ordenado la salida de diplomáticos belgas en un plazo de 48 horas.
Desde principios de 2025, más de 8,500 personas, incluidos niños y pacificadores, han perdido la vida en los enfrentamientos entre rebeldes y fuerzas congoleñas. Los militantes han capturado ciudades clave, como Goma y Bukavu, lo que agrava aún más la crisis humanitaria en la región.
