El final de una relación romántica no suele ser un acontecimiento repentino, sino que se manifiesta a través de señales que pueden ser evidentes uno o dos años antes de la ruptura. Así lo demuestra un estudio psicológico realizado por la profesora Janina Bühler, del Instituto de Psicología de la Universidad Johannes Gutenberg de Mainz, en colaboración con el profesor Ulrich Orth de la Universidad de Berna. Su investigación, publicada recientemente en el Journal of Personality and Social Psychology, analiza el proceso de declive en la satisfacción de las relaciones antes de su disolución.
Fases del declive en la satisfacción de la relación
El estudio revela que la fase terminal de una relación se compone de dos etapas. En primer lugar, hay una disminución gradual de la satisfacción, que alcanza un punto de transición entre uno y dos años antes de la ruptura. Desde este punto de inflexión, la insatisfacción se deteriora rápidamente, llevando a la pareja hacia la separación.
La investigación se basa en datos de cuatro estudios representativos de Alemania, Australia, el Reino Unido y los Países Bajos, todos ellos países WEIRD (Occidentales, Educados, Industrializados, Ricos y Democráticos), donde los individuos tienen la libertad legal de decidir sobre su situación sentimental. En total, se analizaron 11,295 personas, con un grupo de control de parejas que no se habían separado, lo que permitió a los investigadores tener una base comparativa.
Los datos abarcan un periodo de entre 12 y 21 años, y los participantes fueron cuestionados sobre su grado de satisfacción en la relación en el momento de la encuesta. A partir de estos datos, Bühler y Orth pudieron determinar que las relaciones experimentan lo que se conoce como un «declive terminal», que sucede en dos fases. La fase preterminal, que puede durar varios años, se caracteriza por una leve disminución de la satisfacción, seguida de un punto de inflexión que da paso a un rápido deterioro en la satisfacción de la pareja. Esta fase terminal dura entre 7 y 28 meses, promediando un año y medio.
Una vez alcanzada esta fase terminal, la relación está condenada a finalizar. Esto se observa claramente en que solo los individuos del grupo de separación atraviesan esta fase, a diferencia del grupo de control.
Percepciones diferentes entre los miembros de la pareja
Es importante destacar que ambos miembros de la pareja no experimentan la fase de transición de la misma manera. La persona que inicia la separación suele haber llegado a un nivel de insatisfacción previamente, mientras que el otro miembro de la pareja suele reconocer la insatisfacción justo antes de la ruptura, experimentando un descenso notable en su satisfacción de forma repentina.
Los investigadores advierten que, en muchos casos, las parejas buscan ayuda demasiado tarde, es decir, cuando ya han alcanzado el punto de inflexión. Por lo tanto, es crucial ser conscientes de estos patrones en las relaciones. La implementación de medidas durante la fase preterminal, antes de que la relación comience a descender rápidamente, puede ser más efectiva y contribuir a la preservación de la misma. Esta perspectiva es especialmente relevante para terapeutas de pareja y profesionales que trabajan en la mejora de relaciones románticas.
