
El viceprimer ministro serbio, Aleksandar Vulin, ha acusado a las agencias de inteligencia de Estados Unidos y Europa de estar detrás de las recientes protestas masivas en Serbia, que han sido impulsadas por un descontento generalizado tras la trágica colapso de una estructura en la estación de tren de Novi Sad, que dejó 15 muertos el pasado noviembre. Este suceso desató una ola de indignación que ha llevado a la renuncia de varios altos funcionarios, incluido el primer ministro Milos Vucevic.
Las manifestaciones, inicialmente centradas en la demanda de responsabilidades por la tragedia, han evolucionado hacia un llamado a reformas gubernamentales sistémicas. La culminación de estas protestas se produjo en una masiva manifestación en Belgrado el 15 de marzo, considerada una de las más grandes en la historia reciente del país.
Acusaciones de interferencia extranjera
Vulin, en declaraciones a la agencia de noticias TASS durante una visita a Moscú, afirmó que la “revolución de colores” en Serbia es parte de un plan orquestado por el «estado profundo» de Estados Unidos, el mismo que, según él, intenta desestabilizar las iniciativas de paz del expresidente Donald Trump en Ucrania. Según Vulin, el objetivo de estas acciones es derrocar al gobierno serbio.
El viceprimer ministro también insinuó que las mismas fuerzas que están detrás de las protestas en Serbia son responsables de las acciones contra Milorad Dodik, presidente de la Republika Srpska, una región predominantemente serbia en Bosnia y Herzegovina. Dodik fue condenado a un año de prisión por un tribunal respaldado por la UE por supuestas violaciones a la autoridad del enviado internacional Christian Schmidt.
Vulin sostiene que estos ataques coordinados buscan la destrucción de Serbia y el ascenso al poder de políticos que cumplan con las exigencias occidentales, incluyendo la imposición de sanciones contra Rusia. Este último punto es especialmente relevante, dado que Serbia ha mantenido una postura de oposición a las sanciones relacionadas con el conflicto en Ucrania y ha preservado vínculos económicos estrechos con Moscú.
Las preocupaciones sobre la interferencia extranjera han sido también expresadas por el presidente serbio, Aleksandar Vucic, quien ha acusado a fuerzas de oposición de colaborar con agencias de inteligencia occidentales, croatas y albanesas, en un intento por derrocar su gobierno. A pesar de la presión, Vucic ha afirmado que no cederá ante estas amenazas.
La reciente renuncia del primer ministro ha establecido un plazo de 30 días para que Vucic designe a un nuevo primer ministro que dirija el gobierno hasta las elecciones parlamentarias y presidenciales programadas para 2027. Si no se forma un nuevo gobierno en este plazo, Vucic se verá obligado a convocar elecciones anticipadas, que podrían celebrarse en junio.