
El futuro de la captura de carbono: ¿solución o espejismo?
A medida que el cambio climático se convierte en una de las mayores amenazas para la humanidad, la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero se ha vuelto crucial. Sin embargo, las proyecciones actuales indican que no se están realizando los avances necesarios. Según Lori Guetre, directora de estrategia comercial de 1PointFive, actualmente se emiten alrededor de 6 millones de toneladas de CO2 por hora, lo que se asemeja a arrojar una manta cálida sobre el planeta, intensificando el cambio climático. En este contexto, la empresa 1PointFive ha propuesto una solución innovadora: la captura directa de aire (DAC, por sus siglas en inglés), una tecnología que permite extraer moléculas de CO2 del aire mediante un proceso químico que, aunque parece mágico, se basa en principios científicos.
La tecnología de captura directa de aire implica el uso de grandes ventiladores que succionan aire exterior hacia un líquido que absorbe el dióxido de carbono. Una vez capturado, el CO2 se convierte en pellets, los cuales, al ser calentados, liberan gas de dióxido de carbono puro que puede ser almacenado o reutilizado en diversas aplicaciones, como la producción de combustibles sintéticos, la fabricación de hormigón o incluso la creación de diamantes. En British Columbia, Canadá, existe una planta de demostración que extrae cuatro toneladas de CO2 al día, y se prevé la construcción de una instalación comercial en Texas que será aproximadamente 300 veces más grande y capaz de capturar 500,000 toneladas de CO2 al año.
No obstante, la captura de carbono ha suscitado críticas, especialmente por parte de expertos como Mark Jacobson, profesor de ingeniería ambiental en la Universidad de Stanford. Jacobson sostiene que la captura directa de aire no es una solución viable a corto plazo y que, incluso en el mejor de los casos, esta tecnología consume grandes cantidades de electricidad, lo que podría desviar recursos de fuentes renovables que podrían utilizarse para sustituir la energía procedente de combustibles fósiles. A su juicio, el apoyo a la captura de carbono puede estar más alineado con los intereses de las empresas de combustibles fósiles que con una verdadera solución al problema de las emisiones. Mientras se desarrolla esta industria, se están explorando alternativas más sostenibles, como el uso de algas y diseños de plantas más eficientes, con el objetivo de reducir costes y mejorar la eficacia en la extracción de CO2 del aire.