
Durante más de dos años, los Estados miembros de la ONU han estado intentando alcanzar un acuerdo sobre un tratado internacional para abordar la contaminación por plásticos. En agosto, las negociaciones para llegar a un consenso continuarán en Ginebra. Investigadores del Centro Leibniz de Investigación Marina Tropical (ZMT) han analizado las estrategias existentes y proponen medidas adicionales para abordar el problema de los residuos marinos.
Su enfoque se centra en el desarrollo de plásticos biodegradables de «tercera generación», basados en el concepto europeo «Seguro y Sostenible por Diseño» (SSbD). Este análisis exhaustivo se ha publicado en la revista Sustainable Chemistry and Pharmacy.
La producción mundial de plástico alcanzó los 400 millones de toneladas métricas en 2022, de las cuales se estima que entre el 3% y el 5% termina en el medio ambiente, representando una amenaza significativa para los ecosistemas y la biodiversidad. La contaminación marina afecta gravemente al turismo, la pesca y el bienestar humano, especialmente en regiones tropicales, donde aproximadamente dos mil millones de personas carecen de un sistema de gestión de residuos funcional.
El plástico permanece en el entorno durante décadas, descomponiéndose en microplásticos, con consecuencias graves para los ecosistemas marinos. La contaminación marina se ha convertido en uno de los mayores desafíos globales en las últimas décadas; el objetivo 14.1 de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU requiere una reducción significativa para 2025.
A pesar de los esfuerzos, aún no se vislumbra el final de la contaminación marina. Se estima que, incluso con acciones inmediatas y concertadas para reducir el consumo, más de 700 millones de toneladas de residuos plásticos ingresarían acumulativamente a los ecosistemas acuáticos y terrestres hasta 2040.
Innovaciones a través del concepto SSbD
Los investigadores del ZMT proponen desarrollar plásticos biodegradables basados en el concepto «Seguro y Sostenible por Diseño» (SSbD) de la Comisión Europea. Este enfoque busca promover el desarrollo de productos y materiales que prioricen la seguridad y la sostenibilidad en todas las etapas de su ciclo de vida, formando parte del «Pacto Verde» adoptado en 2019.
La necesidad de esta solución es clara para los plásticos que inevitablemente terminan en el medio ambiente y pueden permanecer allí durante siglos. Los autores del ZMT abogan por reemplazar los plásticos y productos químicos no seguros, insostenibles y no esenciales de la industria.
El concepto SSbD implica desarrollar plásticos que, una vez cumplido su propósito, se descomponen en sustancias químicas que no representan riesgos para el medio ambiente o la salud humana, o que son aptas para su reutilización, recogida y reciclaje. «Los plásticos biodegradables según los criterios de SSbD ofrecen perspectivas de innovación y pueden ser una estrategia complementaria para abordar los residuos plásticos en los océanos, pero también en tierra», afirma Lahl.
El estudio del ZMT también clasifica los plásticos biodegradables en tres generaciones. La primera generación se centró en la biodegradabilidad en las décadas de 1970 y 1980, pero fracasó debido a un enfoque inadecuado que se basó en polímeros de «plásticos eternos». La segunda generación, inspirada en polímeros naturales en la década de 1990, todavía solo representa alrededor del 0.5% del mercado global de plásticos. Sin embargo, los investigadores del ZMT consideran que es esencial seguir innovando para desarrollar plásticos que sean estables durante su uso y se degraden en un tiempo razonable en entornos marinos.
Con el enfoque SSbD, podría surgir una tercera generación de plásticos biodegradables, ofreciendo esperanzas en la lucha contra los residuos plásticos. «Estos plásticos aún no existen, pero si la legislación en Europa exige una degradabilidad definida para plásticos como microplásticos o envases, es necesario mejorar los plásticos para alcanzar este objetivo», concluye Lahl.
Los expertos del ZMT sugieren que los plásticos desarrollados según el principio SSbD se utilicen especialmente en productos que terminan en el medio ambiente. Entre estos, destacan los microplásticos utilizados en productos de consumo, pinturas y recubrimientos, productos agrícolas y redes de pesca.
A pesar de que las propuestas del ZMT pueden parecer utópicas, subrayan la importancia de un cambio de paradigma en la producción de plásticos. «Existen numerosos ejemplos, especialmente a nivel europeo, donde las innovaciones han sido impulsadas por estándares ambiciosos», señala Bleischwitz. Lahl añade que la evolución de los plásticos convencionales ha demostrado que el diseño de productos se ha vuelto cada vez más sofisticado, aprovechando el potencial de un diseño innovador.