
El lenguaje es un reflejo del entorno y de las experiencias de los pueblos que lo hablan. Cada idioma destaca áreas específicas de vocabulario que revelan las prioridades culturales y cotidianas de sus hablantes. Por ello, no es sorprendente que el Mongol cuente con numerosas palabras relacionadas con caballos, el Maorí con términos para helechos y el Japonés con vocabulario vinculado al gusto. Este fenómeno ha sido objeto de estudio por parte de lingüistas que han analizado cómo las diferentes lenguas ponen énfasis en conceptos que son relevantes para sus culturas.
Un reciente estudio publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias por investigadores como Charles Kemp y Ekaterina Vylomova, ha llevado a cabo un análisis detallado sobre la relación entre diversos idiomas y conceptos. Utilizando métodos computacionales, los autores han identificado áreas de vocabulario particulares a ciertos idiomas, aportando así una nueva perspectiva sobre la variación lingüística y cultural.
Metodología del estudio
El estudio se basó en 163 vínculos entre idiomas y conceptos, agrupados a partir de la literatura existente. Se compiló un conjunto de datos digitales que incluye 1574 diccionarios bilingües que traducen entre el inglés y 616 idiomas diferentes. Debido a restricciones de derechos de autor, los investigadores pudieron acceder solo a estadísticas sobre la frecuencia de aparición de ciertas palabras en cada diccionario.
Uno de los conceptos analizados fue el de «caballo», donde se observaron altos puntajes en idiomas como el francés, alemán, kazajo y mongol. Esto indica que los diccionarios de estas lenguas presentan un elevado número de términos relacionados con los caballos, reflejando su importancia cultural.
Un hallazgo notable del estudio es el caso de los idiomas Inuit, que históricamente han sido objeto de una afirmación controvertida: la existencia de una amplia variedad de palabras para describir la nieve. Este fenómeno, conocido como el «gran engaño del vocabulario esquimal», había sido desestimado por algunos expertos. Sin embargo, los resultados del estudio sugieren que los idiomas Inuit, en particular el Inuktitut canadiense oriental, poseen efectivamente un vocabulario excepcionalmente rico en términos relacionados con la nieve.
Dentro de las lenguas analizadas, el Inuktitut destaca con palabras como «kikalukpok», que describe el sonido de caminar sobre nieve dura, y «apingaut», que se refiere a la primera nevada del año. Otros idiomas también presentan un notable número de términos relacionados con la nieve, como algunos dialectos de Alaska y el escocés, que incluye expresiones como «doon-lay», para describir una fuerte nevada.
Los resultados del estudio no solo subrayan la riqueza léxica de los idiomas en entornos específicos, sino que también ilustran cómo el entorno influye en el desarrollo del lenguaje. Por ejemplo, mientras que las lenguas con mayor cantidad de términos para la nieve están asociadas a regiones nevadas, los idiomas con más vocabulario sobre la lluvia no siempre provienen de las áreas más lluviosas. En este sentido, el idioma Nyanja de Sudáfrica, que solo recibe un nivel medio de precipitaciones, también presenta una gran cantidad de términos relacionados con la lluvia, lo que sugiere que este fenómeno es fundamental para la supervivencia humana.
Este estudio abre la puerta a una comprensión más profunda del vínculo entre lengua y cultura, destacando la importancia de un lenguaje que refleja la experiencia vivida de sus hablantes. No obstante, los investigadores advierten que, aunque sus hallazgos son significativos, deben ser interpretados con cautela. Las estadísticas pueden estar influenciadas por la forma en que las palabras son presentadas en los diccionarios, y es crucial evitar caer en generalizaciones que perpetúen estereotipos dañinos.
El análisis proporciona una herramienta valiosa para explorar conexiones entre lenguas y conceptos, así como para comprender mejor la diversidad cultural que estas representan. Sin embargo, es fundamental abordar estos resultados con un sentido crítico y un respeto por la complejidad de cada cultura y lengua.