
Un estudio reciente realizado por la socióloga educativa Margriet van Hek ha puesto de manifiesto que los chicos de secundaria obtienen calificaciones más bajas que las chicas, y una de las causas identificadas es el comportamiento de sus amigos. Según la investigación publicada en la revista Research in Social Stratification and Mobility, el mal comportamiento de los compañeros de los chicos tiene un impacto significativo en su rendimiento académico.
El estudio, que analiza los resultados de encuestas a más de 10,000 jóvenes de entre 14 y 16 años en los Países Bajos, Alemania, Inglaterra y Suecia, concluye que cuanto más se comportan mal los amigos, más bajan las calificaciones individuales. En el ámbito de la lengua, los chicos muestran consistentemente peores resultados que las chicas en los cuatro países estudiados. Aunque en matemáticas los chicos obtienen calificaciones ligeramente superiores, esta diferencia se reduce entre los 14 y 15 años.
El impacto de las normas de género en el rendimiento escolar
Van Hek sostiene que las normas de género tradicionales influyen negativamente en el comportamiento escolar de los chicos. La investigación revela que, para ser populares, los chicos tienden a adoptar actitudes que se consideran «cool», como hacer novillos o desafiar a los profesores, comportamientos que son menos tolerados entre las chicas. Esta dinámica no solo afecta a los chicos que se comportan mal, sino que también perjudica a aquellos que sí se esfuerzan, ya que el desorden en clase dificulta el aprendizaje y la atención de todos los estudiantes.
La socióloga destaca que estas expectativas perjudiciales no solo afectan el rendimiento académico, sino que también limitan las habilidades lingüísticas de los chicos y aumentan la probabilidad de que abandonen la escuela sin un título. Como consecuencia, enfrentan peores perspectivas laborales en el futuro. Es crucial que los responsables de políticas educativas, directores de escuelas y docentes reconozcan esta problemática y trabajen para crear un entorno escolar en el que todos los estudiantes se sientan libres de hacer elecciones basadas en sus intereses, sin importar su género.
La investigación sugiere que futuros estudios deberían centrarse en la recopilación de datos sobre las normas de género tradicionales en las escuelas y hasta qué punto los alumnos sienten presión de grupo para comportarse de acuerdo con estas normas. Esta información podría ofrecer una visión más directa sobre los mecanismos que subyacen a los hallazgos de Van Hek.
Más información:
Margriet van Hek, Exploring pathways: How friends’ anti-academic behavior contributes to the gender gap in language and math grades, Research in Social Stratification and Mobility (2025). DOI: 10.1016/j.rssm.2025.101042