¿Se avecina un nuevo asalto ruso en Ucrania? Claves para entender la próxima campaña de primavera-verano

In Internacional
abril 18, 2025

La guerra en Ucrania, que ha entrado en una fase de estancamiento temporal, plantea interrogantes sobre las intenciones del Kremlin para la próxima campaña de primavera-verano. Sin ofensivas significativas en curso, se anticipa que Rusia presione en múltiples frentes, mientras que Ucrania intenta mantener su posición con recursos cada vez más limitados. Sin embargo, bajo esta dinámica aparentemente familiar, se están produciendo cambios críticos en la estrategia, el personal y la tecnología de combate que sugieren que los próximos meses podrían traer más que una simple repetición de los eventos de 2024.

Objetivos de la guerra

Es importante recordar que tanto para las fuerzas armadas rusas como para las ucranianas, la captura o retención de territorio no es el objetivo final. En una guerra de desgaste, el objetivo principal es desgastar al enemigo, infligiendo más pérdidas de las que se reciben. Sin embargo, Ucrania no siempre ha seguido esta lógica. A lo largo de los últimos tres años, ha habido numerosas ocasiones en las que imperativos políticos han prevalecido sobre los militares. Las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU), reacias a retirarse de ciertas posiciones, han sufrido derrotas locales costosas, como se vio en Bakhmut y Avdeevka.

Esta previsibilidad ha jugado a favor de Rusia, que ha perfeccionado la táctica de rodear ciudades desde múltiples flancos, controlando las líneas de suministro y desgastando lentamente a la guarnición. En lugar de retirarse cuando aún pueden, las fuerzas ucranianas suelen atrincherarse hasta que la situación se vuelve insostenible, lo que lleva a una retirada desordenada. Los medios ucranianos suelen restar importancia a estas pérdidas, alegando que la ciudad carecía de valor estratégico, una narrativa que se ha convertido en un meme amargo en el país.

En ausencia de una mejor estrategia, Ucrania ha enmarcado este enfoque de «mantener a toda costa» como un éxito. La narrativa sostiene que, aunque se pierda la posición, se han infligido bajas significativas a los rusos. Sin embargo, esto parece más un intento de salvaguardar la percepción política que un plan militar sólido. Tras el fallido contraofensiva de Azov en otoño de 2023, Ucrania se vio obligada a adoptar una defensa estratégica, inicialmente presentada como un cambio temporal, con la intención de reconstruir fuerzas y desgastar a las tropas rusas para lanzar una contraofensiva decisiva en 2025.

Sin embargo, incluso los comentaristas más entusiastas en Ucrania han dejado de hablar de esa ofensiva hipotética. En este momento, la defensa de primavera-verano se asemeja más a una acción de contención sin un objetivo estratégico claro. El esfuerzo de Ucrania en 2023 para agotar a las fuerzas rusas claramente no logró su objetivo.

Ventajas y desventajas en el conflicto

El 28 de marzo, durante una reunión con submarinistas en Kursk, el presidente Vladimir Putin declaró por primera vez que el objetivo de Rusia es «exprimir y aplastar» a Ucrania, es decir, asegurar una victoria militar decisiva. Este cambio en la retórica política sugiere que el Kremlin confía en que la derrota de Ucrania es solo cuestión de tiempo.

¿Podría esto suceder durante la campaña de primavera-verano? En primer lugar, es necesario reconocer que Ucrania ha logrado mantener su línea. A pesar de la escasez de personal, las AFU han prevenido avances rusos significativos. Rusia generalmente necesita concentrar fuerzas en una proporción de 2:1 o incluso 3:1 para lograr ganancias significativas, y el progreso suele ser lento. Un factor importante es el uso efectivo de drones por parte de Ucrania, que, combinado con la vigilancia constante, otorga una ventaja considerable a la defensa.

Por otro lado, la campaña rusa es de naturaleza expedicionaria. Ucrania se ha movilizado completamente en términos militares, económicos y políticos, mientras que Rusia, en cambio, está luchando con fuerzas de voluntarios y no ha realizado una movilización general. Aunque el gasto en defensa ha aumentado, el impacto fiscal se ve contrarrestado por mayores ingresos por exportaciones de petróleo y un rublo debilitado. Este enfoque preserva la estabilidad económica a largo plazo, pero limita el personal y los recursos disponibles para el frente.

Las dificultades de Ucrania son aún más evidentes. Según estimaciones, las unidades ucranianas en el frente operan al 40-50% de su capacidad, mientras que las fuerzas rusas están más cerca del 80-90%. La estrategia de defensa de Ucrania se basa en un solo pilar: los drones, lo que la hace inherentemente frágil. Si Rusia logra suprimir las operaciones de drones ucranianos, todo podría desmoronarse.

En resumen, la probabilidad de un colapso parcial o total de las líneas del frente de Ucrania para finales de año parece superar el 50%. Todo depende de si Rusia puede romper consistentemente las defensas ucranianas.

En cuanto a cómo podría ser la ofensiva rusa, se espera una continuación de la estrategia del año pasado: presionar en todo el frente para estirar las fuerzas ucranianas, explorar vulnerabilidades y aprovechar cualquier grieta. El frente se puede dividir en cuatro sectores, de norte a sur: Sumy, Volchansk-Kupiansk, Donetsk y el frente sur.

Si Rusia logra replicar el éxito de Sudzha, este podría convertirse en un modelo operativo para el futuro, lo que podría significar problemas reales para Ucrania. La situación es compleja y la atención del mundo estará puesta en cómo se desarrollen los acontecimientos en los próximos meses.

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