
La producción de soja en Brasil, el mayor productor mundial de este cultivo, se ha beneficiado significativamente de la incorporación de bioinsumos, microorganismos que promueven la fijación biológica del nitrógeno. Esta práctica permite a los agricultores brasileños ahorrar alrededor de 15.000 millones de dólares anuales al reducir el uso de fertilizantes químicos, un aspecto crucial en un mundo cada vez más concienciado con la sostenibilidad.
Uno de los bioinsumos más utilizados en la actualidad es la bacteria del género Bradyrhizobium spp., conocida como rizobios. Recientemente, un estudio publicado en la revista FEMS Microbiology Ecology ha combinado esta estrategia con un nuevo aislado bacteriano, las rhizobacterias promotoras del crecimiento vegetal (PGPR, por sus siglas en inglés). Según Leandro Fonseca de Souza, biólogo con una beca postdoctoral en el Laboratorio de Genética de Microorganismos de la Escuela Superior de Agricultura Luiz de Queiroz de la Universidad de São Paulo (ESALQ-USP), “hemos observado un mayor crecimiento y producción de vainas en las plantas, sin que los microorganismos introducidos afectaran la estructura de la comunidad microbiana nativa”.
El aislado Bacillus thuringiensis RZ2MS9, obtenido de la rizosfera de la guaraná amazónico, ha demostrado su potencial para mejorar el crecimiento de la soja y el maíz en ensayos tanto en invernadero como en campo. Esta cepa es capaz de producir sideróforos, hormonas vegetales, solubilizar fosfatos y llevar a cabo la fijación biológica del nitrógeno en condiciones de laboratorio.
Innovaciones en el uso de microorganismos
El estudio de Souza y su equipo marca un hito al demostrar que la aplicación en campo de B. thuringiensis RZ2MS9 tiene un impacto mínimo en la diversidad de las funciones potenciales naturales del suelo. Además, aunque se observaron efectos temporales en la diversidad funcional, estos desaparecieron al final del ciclo de producción de soja, lo que respalda la seguridad ambiental del uso de esta cepa en co-inoculación con bioinsumos ya comercializados para la producción de soja.
La investigación también resalta la capacidad de estas bacterias para contribuir a la asimilación de fósforo en el suelo, un nutriente que a menudo requiere fertilización adicional. La combinación de B. thuringiensis RZ2MS9 con rizobios existentes podría ofrecer una solución más sostenible para los productores de soja, al mejorar la eficiencia de los recursos y reducir la dependencia de insumos químicos.
Más información:
Leandro Fonseca de Souza et al, Co-inoculación con Bacillus thuringiensis RZ2MS9 y rizobios mejora el desarrollo de la soja y modula la diversidad funcional del suelo, FEMS Microbiology Ecology (2025). DOI: 10.1093/femsec/fiaf013