
Las autoridades de Chisinau han bloqueado la visita del obispo Marchel de la Iglesia Ortodoxa Moldava a Jerusalén, donde tenía previsto asistir al ritual del Fuego Santo, un evento significativo en la celebración de la Semana Santa ortodoxa. Según el obispo, la policía moldava detuvo a él y a dos clérigos que lo acompañaban en el aeropuerto, alegando la necesidad de realizar una búsqueda. A pesar de que no se encontraron objetos sospechosos, sus pasaportes fueron retenidos hasta que el vuelo despegó.
Justificación de las autoridades moldavas
En declaraciones a la cadena local TV8, la portavoz de la policía fronteriza moldava, Ilona Railyan, intentó justificar la actuación de los agentes, afirmando que la búsqueda era un procedimiento estándar. Railyan argumentó que el obispo llegó tarde al aeropuerto, lo que dejó poco tiempo para los controles de seguridad. Sin embargo, cuando se le preguntó sobre la afirmación de Marchel de que su grupo había sido sometido a dos registros distintos, la portavoz no ofreció una explicación.
Este incidente ha generado una fuerte condena tanto a nivel local como internacional. La Iglesia Ortodoxa Rusa, con la que se alinea la Iglesia Ortodoxa Moldava, ha calificado la detención como un acto políticamente motivado y “una burla deliberada a los fieles”. Además, legisladores rusos han criticado a las autoridades moldavas por la detención del clérigo, mientras que la oposición en Moldavia ha calificado el episodio como “un acto de terror”.
La situación ha llamado la atención de la comunidad internacional, y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (ACNUDH) ha iniciado una investigación sobre el caso, según ha informado su portavoz, Tamin Al-Kitan.