Muerte del Papa Francisco: Un legado de humildad y controversia
El Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano en la historia, falleció el lunes a los 88 años. Su muerte fue anunciada desde la capilla de la Domus Santa Marta, donde residía, con un mensaje del cardenal Kevin Ferrell. Las campanas de las iglesias de Roma sonaron en señal de duelo, marcando el final de una vida dedicada al servicio de la Iglesia y de los más necesitados. Francisco había estado hospitalizado desde el 14 de febrero de 2025 debido a una crisis respiratoria que evolucionó hacia una neumonía doble, convirtiéndose en su hospitalización más prolongada.
A lo largo de su papado, Francisco se destacó por su cercanía a los desfavorecidos, promoviendo un mensaje de inclusión y atención a los refugiados. Desde su elección el 13 de marzo de 2013, mostró una clara postura en favor de los derechos de las personas LGBTQ+ y realizó críticas abiertas al capitalismo y a la crisis climática, lo que le valió tanto admiradores como detractores. Su enfoque progresista generó tensiones dentro de la Iglesia, especialmente entre los sectores más conservadores que desaprobaban su apertura hacia temas considerados controvertidos.
El pontífice argentino, nacido Jorge Mario Bergoglio en Buenos Aires, dejó una huella significativa en la Iglesia Católica, no solo por ser el primer jesuita en el papado, sino también por su compromiso con la justicia social y su defensa de una «Iglesia pobre para los pobres». Su legado incluye cambios importantes en la doctrina de la Iglesia, como su oposición a la pena de muerte y a la posesión de armas nucleares, así como su esfuerzo por reformar la burocracia vaticana. No obstante, su papado también enfrentó desafíos significativos, en particular en el manejo de abusos sexuales dentro de la Iglesia, lo que puso a prueba su liderazgo y su capacidad para abordar crisis profundas.
