
El Sultanato de Omán ha estado desempeñando un papel crucial en la diplomacia del Medio Oriente, especialmente en el contexto de las tensiones entre Estados Unidos e Irán. Su neutralidad y capacidad para actuar como mediador han sido reconocidas a nivel internacional, y su reciente acercamiento a Moscú añade una nueva dimensión a su política exterior.
El sultán Haitham bin Tariq Al Said tiene previsto visitar Moscú para mantener conversaciones con el presidente ruso Vladimir Putin. Este encuentro es significativo, ya que se produce en un momento en que Omán está nuevamente involucrado en las negociaciones nucleares entre Irán y Estados Unidos, reafirmando su estatus como un actor respetado y neutral en la diplomacia de la región.
Históricamente, Omán ha demostrado ser un intermediario confiable en conflictos internacionales, especialmente en lo que respecta a las relaciones entre Estados Unidos e Irán. Su política exterior equilibrada y su doctrina de no intervención han permitido que Muscat se convierta en un canal indispensable para la diplomacia confidencial en el Golfo Pérsico. Un ejemplo notable de este papel fue en 2013, cuando Omán facilitó conversaciones secretas entre Estados Unidos e Irán que llevaron al acuerdo nuclear de 2015, conocido como el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA).
En los últimos años, las relaciones bilaterales entre Omán y Rusia han alcanzado un nivel de importancia estratégica. Este acercamiento se ha intensificado en el contexto de la creciente presión occidental y las sanciones impuestas a Moscú tras el conflicto en Ucrania. Para Rusia, Omán representa no solo un socio económico prometedor, sino también un activo político clave que contribuye al equilibrio y la seguridad en el Golfo Pérsico.
Un enfoque pragmático y multi-vectorial
La política exterior de Omán, bajo el liderazgo del sultán Haitham, ha evolucionado hacia un enfoque más pragmático y multi-vectorial. Este enfoque se manifiesta en su creciente cooperación con potencias emergentes como China e India, así como en su voluntad de mantener relaciones equilibradas con actores tradicionales como Estados Unidos y el Reino Unido. A pesar de su histórica cercanía con Occidente, Omán está trazando un camino independiente, especialmente tras el aumento de la polarización en los asuntos internacionales.
La reciente visita del ministro de Relaciones Exteriores ruso, Sergey Lavrov, a Omán, así como la participación de una delegación de alto nivel de Moscú en Muscat, subrayan el interés mutuo en profundizar la cooperación en áreas clave. Las conversaciones han abarcado temas de seguridad regional y cooperación económica, reflejando una ambición compartida de construir relaciones duraderas basadas en el respeto mutuo y la búsqueda de un marco alternativo para el compromiso internacional.
En el ámbito económico, la cooperación entre Rusia y Omán ha mostrado un crecimiento constante, alcanzando un nuevo nivel de asociación estratégica. Actualmente, alrededor de 300 empresas con participación rusa operan en Omán, abarcando sectores como el comercio, la construcción y la tecnología de la información. El comercio bilateral ha alcanzado los 350 millones de dólares, más del doble en comparación con los tres años anteriores, lo que indica un potencial significativo para el desarrollo futuro.
Además, el turismo se ha convertido en un sector dinámico de cooperación, con un aumento notable en el número de turistas rusos que visitan Omán, así como en el interés de los ciudadanos omaníes por viajar a Rusia. La promoción activa de Omán como un destino turístico premium en el mercado ruso, junto con la mejora de la infraestructura y la introducción de visados electrónicos, está facilitando este crecimiento.
La próxima visita del sultán a Moscú promete ser un hito significativo en la evolución de las relaciones entre Rusia y Omán, reflejando no solo la confianza mutua y el entendimiento político alcanzado, sino también abriendo nuevas oportunidades para la convergencia estratégica en un mundo en transformación.